PRESUNCIONES SOBRE LAS CAUSAS
GENERALES DE LA GUERRA:
Listado de acusaciones / Razones para la guerra / Las causas aparentes
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ARMAMENTISMO O "MILITARIZACIÓN" DEL PARAGUAY
GENERALES DE LA GUERRA:
Listado de acusaciones / Razones para la guerra / Las causas aparentes
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ARMAMENTISMO O "MILITARIZACIÓN" DEL PARAGUAY
** Gran parte de la fama militar atribuida al Paraguay surgió de hechos e informes que transmitidos de boca en boca, fueron exagerándose hasta ocasionar la consiguiente alarma a miles de kilómetros de distancia. Uno de aquellos, casi trivial, fue el desfile militar realizado en Humaitá el 1° de Enero de 1861 cuando la inauguración de la iglesia consagrada a San Carlos de Borromeo. En aquella ocasión marcharon frente a los invitados, algunos de ellos extranjeros, alrededor de 12.000 hombres "... distribuidos en cuerpos de artillería, rifleros, infantería y escolta de tiradores". La disciplinada disposición de aquel contingente " ...hirió intensamente la imaginación de los asistentes y dio pávulo a versiones, tan antojadizas cuanto fantásticas".
** Pero si diéramos por cierto que el Paraguay era un país militarizado y agresivo al extremo de poner en peligro la estabilidad de la región o la seguridad de sus vecinos, la verificación de su verdadero potencial, permite igualar la situación a la generada recientemente cuando la estrategia guerrera de Estados Unidos y sus aliados, excusara como inevitable y absolutamente indispensable la intervención armada a Irak. Y comprobado que en esta ocasión no hubo tal peligro, como no lo hubo en aquella, el "armamentismo paraguayo" siguió siendo un buen motivo para justificar la prolongación de la Triple Alianza. De la misma manera que la tesis del expansionismo militar del Paraguay fue funcionalmente útil para disfrazar las defecciones militares aliadas.
** Pero ambas excusas, pisan terreno resbaladizo como argumentos que motivaran la guerra.
PARAGUAY NO ERA UNA POTENCIA MILITAR
** El Paraguay "...distaba de ser una potencia militar incontrastable" (2). El detalle puede verificarse en cualquier libro que realice un inventario de los aparatos bélicos de cada protagonista en el conflicto. Y si no se contara con un dato exacto, la población que cada cual tuviera podría darnos una aproximación a su fuerza militar. Debe aclararse no obstante que en el campo de la estadística, las informaciones de ese tiempo tampoco se presentaban muy fidedignas ni exactas.
** El almanaque "El Siglo" de Adolfo Vaillant por ejemplo, adjudicaba al Paraguay una población de 1.337.000 habitantes antes de la guerra y a Asunción, sólo 21.000. La primera cifra significaría que tomando como base los 238.862 habitantes del censo confeccionado en 1846, en menos de 20 años el país aumentó en casi seis veces su población. Algo tan imposible como el dato que le asignaba a la capital solamente el 1,5% de la población total del país (3).
** "La Nación Argentina", diario de Buenos Aires, daba por seguro que al inicio de la lucha el ejército paraguayo no contaría con más de 40.000 combatientes. Dato que coincide con el brindado por el general Francisco Isidoro Resquín y también semejante al aparecido en las memorias del coronel Juan Crisóstomo Centurión. Otorgan más valor a estos testimonios el hecho que ambos oficiales fueron protagonistas del conflicto y miembros del Estado Mayor de López. La cifra mencionada sitúa al Paraguay como menos militarizado que sus enemigos aliados. Sin siquiera dimensionar el armamento, la capacidad logística y la de reposición de armas, municiones y pertrechos de cada ejército.
** De todos estos cotejos, no resultará el Paraguay -en ningún caso- como el mejor armado ni el de efectivos militares mas numeroso. Y si analizamos los niveles de formación entre los y oficiales, las diferencias a favor de los aliados, son aun considerablemente mayores.
** En efecto, es mas que sabido que los oficiales y tropas del ejército paraguayo se hallaban alineadas a las propias características sociales y culturales del país. Careciendo éste de academias militares, todos los oficiales emergían de la tropa. Y a diferencia del campo aliado, no recibieron el aporte de un importante número de extranjeros.
** Aunque de éstos hubo muy pocos y de muchos años de residencia en el país. Como los casos del coronel Francisco Wisner de Morgenstern (austro-húngaro, desde 1845; falleció en la posguerra), el coronel ingeniero Luis Federico Myskowski (polaco, recaló en Paraguay aproximadamente en 1850; fue una de las pocas pérdidas paraguayas en Curupa'yty); el coronel Dionisio Lirio (español, desde 1855; falleció en Cerro Corá) y el Sargento Mayor Sebastián Bullo (italiano, desde "sus años mozos" vivió en Villarrica; murió en el segundo ataque a Tuyutí) (4). Los demás aportes extranjeros fueron el santafesino Telmo López y los porteños Bartolomé Quintanilla y Juan Benítez.
** Algunos mas se presentaron a la hora del combate. Como Pedro Sipitría y los hermanos Pedro y Justiniano Salvagnach, uruguayos, los que junto a otros orientales acompañaron la malograda columna del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia.
** Otros alistados se remitieron a los residentes extranjeros contratados durante el gobierno de Carlos Antonio López en la década anterior (1851 en adelante). Salvo el coronel George Thompson, casi todos ellos operaron en la retaguardia o acompañaron al ejército como médicos, farmacéuticos o maquinistas de las naves armadas.
** No sucedía lo mismo con el ejército aliado, especialmente el argentino y brasileño. A saber: el Imperio del Brasil fue un trasplante del Imperio de Portugal en América. Y esto como resultado de la invasión de Napoleón I a la península Ibérica en 1808. Brasileños a partir de 1822 pero todavía Imperio, las huestes de los Pedro, I y II, eran europeos de estirpe y cultura. Ahí no hubo mestizaje como se había dado en todo el Río de la Plata y específicamente en Paraguay, matriz poblacional de la región.
** El traslado de aquella potencia -entonces mundial- no fue sólo el desplazamiento de su población. Se trató de la re instalación de modelos institucionales, culturales y sociales ya vigentes durante siglos en el imperio de origen. Hasta la emergencia de la guerra y aun un poco después (1889), el Brasil fue una nación europea en suelo americano. Por lo que algunos de sus jefes y oficiales, eran nobles o elevados a la nobleza. Y profesionalmente fueron producto de prestigiosas academias y en algunos casos, con experiencias militares en el extranjero. El ejército argentino se hallaba conformado -como el del Brasil- por un numeroso contingente de profesionales con larga experiencia guerrera. Un repaso de los acontecimientos bélicos que afectaron a la región del Plata desde la independencia de las Provincias Unidas, permite verificarlo. Adicionalmente, el gobierno de Mitre realizó una consistente tarea de "enganche" de militares desocupados en Europa para combatir bajo la bandera argentina. Hubo de todas las procedencias. '... españoles, británicos, franceses, polacos y combatientes -surenos y norteños- de la Guerra Civil de los Estados Unidos recién llegados de su patria" (5). A todos ellos se sumaron los jefes uruguayos que habían acompañado al general Bartolomé Mitre durante su largo y sangriento conflicto contra los Federales.
** A propósito de las características y diferencias entre el Estado Mayor Aliado y el paraguayo, el historiador brasileño Fernando Baptista, hace una colorida pintura de la "noche antes" del primer ataque a Tuyuti. Del relato se deduce la siguiente escena: en el centro del campamento de Paso Pucu y en una pequeña casa de adobe con pisos de tierra apisonada, al atardecer del 23 de Mayo de 1866 López y su Estado Mayor se reunían para planear el ataque. Entre los mas viejos y alguna experiencia, estaban los generales Isidoro Resquín y Vicente Barrios, el ya canoso coronel Felipe Toledo, "..aun del tiempo de Don Carlos". Los otros presentes eran jóvenes, debutantes de recién un par de años atrás. Con poca experiencia y algo mas de treinta años: José E. Díaz, Hilarlo Marcó, José María Aguiar, Paulino Além, Francisco Pereira, Pantaleón Balmaceda, el todavía teniente Bernardino Caballero con 26 años, Manuel Antonio "Cala’a" Giménez con 20 "...y De Jesús Martínez, un muchacho de diez y ocho años, grande, valiente y siempre sonriendo" (6).
** ¡Notable diferencia con el Estado Mayor aliado, nutrido de mariscales, condes, barones y generales experimentados! Es cierto que entre los paraguayos ya no estaban Robles, Estigarribia, Meza, Herreros, Duarte; pero todos éstos habían sido de la misma extracción popular y de idéntica formación profesional. Se habrían iniciado inevitablemente como soldados rasos sin asistencia alguna de academias militares...
** ¡Pudo un país de guerreros empíricos, jóvenes e inexpertos, poner en peligro a los poderosos adversarios de la vecindad?.
MEMORIA SECRETA
** En cuanto al armamento, al Paraguay no le iba mejor. El gobierno pretendió anticiparse a las posibles limitaciones de enfrentar la guerra con lo escaso disponible, realizando algunas adquisiciones en Europa. Pero ninguna de ellas llegaron a concretarse antes del bloqueo impuesto por los aliados. El armamentismo paraguayo se fundamentó entonces en lo ya existente, además de algunos pocos fusiles, uniformes y calzados que pasaron el filtro del Río de la Plata antes del inicio de las hostilidades. Los cuerpos de infantería se limitaron a los ya obsoletos "...fusiles de chispa, de ánima lisa y bala esférica, cuya acción era casi ineficaz por su extremada lentitud y por otros mil inconvenientes" (7). Sólo algunas pocas unidades de infantería llegaron a tener "... fusiles rayados de retrocarga, sistemas Witons y Minié" (8).
** Para tener una idea de las dificultades que ofrecía este armamento, debe hacerse notar que el fusil de chispa pesaba unos 4 kilos, medía un metro y cuarenta centímetros de largo; disparaba con escasa precisión un proyectil esférico de plomo a un blanco que no estuviera a mayor distancia que unos 60 u 80 metros. La eficacia del disparo dependía del estado de la pólvora, de la mecha, del terreno y hasta del estado del tiempo. Para realizarlo, el soldado tenía en la cartuchera los saquetes de pólvora y en otro compartimiento, los proyectiles. Adicionalmente, un saquito de cuero con pólvora suelta, pendiente del cinturón. El poner a punto el arma para el disparo implicaban unos 12 pasos u operaciones diferentes con todos los elementos mencionados, en posición de pié y a pecho gentil frente al enemigo. Éste, se hallaba enfrascado entretanto en los mismos operativos aunque en la mayoría de los casos, mucho mejor protegido y con mejores y mas efectivas armas.
** El gobierno paraguayo era conciente de estas dificultades. Durante el Congreso Extraordinario del 16 de Octubre de 1862, el general López presentó a la consideración del plenario una "MEMORIA SECRETA" sobre el grado de preparación y eficiencia militar del Paraguay, producto de una investigación realizada durante el tiempo que ocupó la cartera de Guerra y Marina en el gobierno de Don Carlos, su padre.
** El documento indicaba -sin subterfugios ni afeites- el verdadero potencial militar del Paraguay: "...El armamento del ejército -decía- se halla perfectamente cuidado y atendido, pero siento decir que todo ello pertenece al antiguo sistema (...) Hay algunos cuerpos de artillería armados con fusiles fulminantes como registran los estados; así como algunas compañías con armamento rayado (...) Las artillerías de sitio y campaña se hallan en el mismo caso que el armamento portátil y demanda una reforma, tal vez todavía mas urgente que de las armas portátiles (...) La flota nacional no puede llamarse todavía con propiedad marina de guerra. El cuerpo de oficiales de la marina no se ha elevado a la importancia numérica que le corresponde (...) Considerando los últimos mejoramientos introducidos en el armamento naval, el de nuestra marina, es escaso e imperfecto" (9).
** De esta situación de carencia y precariedad verificada a finales de 1862, hubiera sido difícil pasar en menos de tres años a un espectacular mejoramiento. Tanto que hiciera del Paraguay una potencia militar como dramáticamente se difundiera. Las partidas que pudieron arribar a Asunción antes del bloqueo en ciernes, llegaron en Diciembre de 1864 así como en Febrero y Marzo de 1865.
** El total de estos cargamentos no alcanzó a 500 fusiles de ánima rayada, sables, fulminantes, espoletas y otros accesorios. Y fueron las únicas y las últimas antes del inicio de la guerra (10). Aunque entre estas partidas vino un arma fundamental: el cohete "a la Congreve".
** Frente a los enormes recursos armamentísticos y pertrechos bélicos de los aliados ... ¿podría llamarse armamentismo a esto?...
LA FUERZA NAVAL
** La Marina de Guerra paraguaya, apuntalada con creativos recursos, también era precaria en poder bélico. Sin elementos indispensables para hacer frente a la poderosa escuadra del imperio, tuvo las mismas carencias que las demás fuerzas y tampoco fue ajena a la improvisación.
** Fracasadas las adquisiciones de acorazados y monitores en astilleros de Francia y el Reino Unido, el Paraguay no contaba sino con un buque “armado para la guerra": el "Tacuary", adquirido en 1854. Los demás eran buques mercantes "sin condiciones bélicas de ninguna clase" mas allá de haber admitido la instalación de cañones con cureñas fijas de madera en sus respectivas cubiertas. Los calibres de esta artillería oscilaban entre 2 y 32, todos de ánima lisa. Sólo el "Jejuí”, contaba con una pieza de ánima rayada calibre 12.
** Con el mismo procedimiento llegaron a armarse 21 embarcaciones. Todas ellas, incluida el "Tacuary"; contaban con cascos de madera. Y para hacerlas aun mas vulnerables "..sus máquinas estaban colocadas arriba del nivel de agua, y de consiguiente expuestas a los disparos enemigos" (11). A esta marina se sumaron "...seis lanchones, con un cañón de 68 cada uno" (12). El arma naval así constituida era complementado con la fusilería de la tripulación que "...usaba rifles Witons, con sables bayonetas" (13). Toda esta fuerza naval fue destruida en la batalla de Riachuelo, el 11 de Junio de 1865.
** ¡La armada de la tan mentada "potencia militar ", puesta fuera de combate en un sólo día, en una sola batalla y ni bien comenzada la guerra!
LA ARTILLERÍA
** El Paraguay contaba "...con tres regimientos de artillería volante y una batería de cañones rápidos de acero, de á 12. El resto era de todos los tamaños, formas, peso y metal imaginables, variando su calibre entre 2 y 32. La mayor parte de ellos acababan de ser montados en Asunción" (14).
** En relación a la variada vetustez de algunas piezas, el historiador uruguayo Eduardo Acevedo afirma que aquel parque de artillería "...hubiera podido transformarse en un museo, tal era la diversidad y la antigüedad de algunas de sus piezas. Entre los materiales capturados en Curuzú figuraba un cañón que tenía grabados el nombre de Felipe IV y el año: 1664" (15). Algunos de estos se encuentran también en el Museo de la Historia de Río de Janeiro (Casa do Trem); otra pieza está frente a las ruinas de Humaitá y otro mas, frente al antiguo cuartel del ejército paraguayo en dicha ciudad.
** Este armamento otorgaba a la artillería paraguaya un total de 400 bocas de fuego, aproximadamente. Exiguo número superado ampliamente, sólo por el de los buques de la armada brasileña. Ya ni hablar del potencial de la artillería aliada en su conjunto.
LA CABALLERÍA
** Disponía de 100.000 caballos, de los cuales "... ni la tercera parte eran fuertes y resistentes". En descargo de éstos, debe decirse que estaban perfectamente acostumbrados al forraje natural de los esteros del Ne’émbucu; a diferencia de los del ejército aliado. El que después de Tuyutí había quedado prácticamente sin montados debido a que "...la caballada comprada al caudillo Urquiza había muerto casi toda comiendo mio-mio." (16).
** Los jinetes paraguayos que podían contar con armas de fuego tenían carabinas de chispa. Si las dificultades para el uso de este armamento eran ya mas que notorias para la infantería, podemos imaginar aun mayores para quienes equilibrándose sobre un caballo y en combate, debían efectuar todos los complejos operativos para concretar algún disparo.
** Sólo "...la escolta del presidente se componía de 250 hombres de caballería armados con carabinas rayadas, de cargar por la recámara, sistema Turner (..) Como no se batieron hasta los últimos días de la guerra, no pudieron ensayar sus armas" (17).
** Todo lo anterior es afín a las precariedades de los arreos de montar. Éste " ...era sumamente sencillo. Consistía en el clásico recado, riendas, con bocado casi siempre y estribos criollos" (18). Y como los jinetes paraguayos combatían descalzos, las boleadoras colgando a ambos lados del caballo, les permitía prescindir de los estribos. Para esto, enganchaban los dedos de los pies descalzos en las bolas de piedra. Aun así, no dejaban de usar las enormes espuelas nazarenas. Para los arneses primó la misma inventiva pues las riendas no siempre terminaban en los frenos metálicos, sino que los mismos tientos de cueros introducidos en la boca del animal, cumplían dicha función.
** El sobre dimensionamiento del poder bélico paraguayo previo a la guerra, luce como un sarcasmo enfrentado a la admirativa crónica de combatientes argentinos, brasileños o uruguayos. La mayoría destacó la bravura, el temple y la capacidad de sacrificio del soldado paraguayo. Nunca el poder de sus armas. La que sigue, a modo de ejemplo, es una descripción contenida en el libro "Recuerdos de la Guerra del Paraguay", del general argentino José Ignacio Garmendia: "...Ahora atacaba la caballería paraguaya. Pintoresco espectáculo representaban aquellos bravos enemigos vestidos con camisetas rojas y chiripás morteros, jineteando a la criolla en rústicos aperos; colgados del sudado cuello, flameaba al viento de la carrera el grande y suco escapulario.
** Hombres de gran porte, con la tez color cobre y la mirada feroz y aguardentosa; el pesado morrión de cuero tirado hacia atrás, sujeto por la nuez; el brazo musculoso levantado, blandiendo el afilado sable curvo, sacudiendo con entusiasmo sus estandartes embarrados y laureados de agujeros gloriosos; las delgadas piernas, nerviosas y desnudas, oprimiendo los flancos de los potros recién domados, que desenfrenadamente se arrojaban sobre nuestros soldados.
** No se oía sino la voz animosa de sus oficiales gritándoles en guaraní que no vacilaran, y el repicar de aquellas enormes espuelas nazarenas que sangraban los costados de sus torpes redomones. Veloces como el rayo embestían, sucediéndose los unos a los otros, rodando en sangrientas caídas, levantando nubes del agua de los esteros por donde pasaban inmensos en sus escuadrones, pero una disciplina sobrehumana cerraba aquellos horribles claros con una rapidez digna de loor".
"TECNOLOGÍA DE LA CRISIS"
** Sin militares profesionales, sin armamento suficiente y frente a la imposibilidad de renovarlos, el poder militar paraguayo se hubiera resentido casi inmediatamente si el Mariscal y sus hombres no hubiesen tenido capacidad innovadora y, fundamentalmente, espíritu de sacrificio.
** Porque junto a los inconvenientes mencionados, también se sumaron los desgastes que generaba la guerra. La falta de posibilidades de reposición de materiales y pertrechos, obligó a una verdadera carrera de ingenio. Y afloró lo que el historiador brasileño Fernando Baptista llamó acertadamente la "tecnología de la crisis": "En el campo paraguayo escaseaba todo -escribía- excepto la valentía, la disciplina, el mate y el humor" (19).
** Ante la necesidad de paliar la aguda escasez de pólvora, los paraguayos previeron un sistema sencillo y expeditivo. Para la fabricación del fulminante, se extraía el salitre "... de la sal de la orina del personal de la tropa que orinaban en grandes tachos que permanecían al sol para que evaporara el líquido". Las municiones para los cañones y fusiles eran fabricados con los restos de herramientas, ollas y armas ya destruidas.
** Los vapores ya inservibles fueron desarmados y con este metal fundido, se construyeron nuevos cañones. No faltó "...quien inventara un cañón de retrocarga (el cañón rifle, de calibre 24) nuevas especies de bombas (de humo, incendiarias y de iluminación) y coheteras simplificadas”:
** Y hasta las campanas de las iglesias fueron fundidas para la construcción de los únicos cañones de gran porte y ánima rayada que dispuso el Paraguay: el "General Díaz" (destruido durante las pruebas), el "Cristiano" (todavía en el Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro) y el "Criollo". Este último junto al “Aca Vera", de hierro, se conservan frente al edificio del Parlamento Nacional en Asunción.
** Se construyeron “puentes portátiles" y hasta nuevos aparatos telegráficos. Saturio Ríos inventó uno "...sencillísimo, mediante el cual podían recibirse los despachos a oído, sin emplear la cinta de papel, que también ya no era abundante" (20).
** Cuando fueron hundidas las cadenas que cerraban el río a la altura de Humaitá, se construyeron otras de madera. Pues estas flotaban a diferencia de las de hierro que necesitaban canoas o boyas para sostenerlas. Estos soportes metálicos eran constantemente tiroteados por los acorazados brasileños, lo que hizo necesario aquel invento.
** En Agosto de 1867 y en medio de absolutas carencias, se daba instrucciones a la población para que iniciaran la producción masiva de fibras de coco y caraguatá; así como experimentar “con otras hojas filamentosas" y nuevos tintes. Fruto de esta indicación, llegaban a los campamentos en el Abril siguiente, los primeros ponchos, chiripás, camisetas y calzoncillos para los soldados. Mientras tanto, proseguían las pruebas con los tintes de manera a obtener un tono firme de rojo destinado a los uniformes. Para este proceso se hacía “una mezcla de azafrán y grana".
** Las restricciones alcanzaban al papel, que desde tiempo atrás también se fabricaba de las fibras del caraguatá y el algodón. Robert von Fisher-Treuenfeld se encargaba de la tarea. Pero aun así, los documentos fueron reducidos de tamaño y los oficiales recibieron órdenes de llenarlos "con letra menuda" para mayor rendimiento del material.
** La tinta -que también se había agotado- "comenzó a obtenerse de las cenizas de una haba negra abundante en el Chaco, de rápido secado".
** Las carencias paraguayas junto a la desaparición de su potencial naval, hizo que la tecnología de la crisis, echara mano a los "brulotes" para combatir a la escuadra aliada. Aquel era el nombre asignado a un "...barco cargado de materiales combustibles e inflamables que se dirigía sobre los buques enemigos para incendiarlos". Aunque fueron escasas las posibilidades que tal cosa ocurriera, bastaba la colocación de "una hilera de damajuanas vacías" para que algún convoy aliado fuera paralizado en el río, dado el temor a la creatividad bélica paraguaya.
** Mas tarde, ya mas prevenida pero siempre en avance, la armada imperial fue atacada también con torpedos. Estos, muy distintos a los de la actualidad, eran preparados por el inglés Guillermo Cruger y el coronel polaco Luís Federico Myzkowski y dirigidos por verdaderos suicidas. Para el efecto se aprovechaba una noche de niebla "...y un individuo" seguía al proyectil flotante "...en una pequeña canoa llevando en la mano una larga soga de caraguatá, y un hilo que correspondía a los gatillos" de aquella máquina infernal (21).
** La tecnología de la crisis, hizo fructificar igualmente otras iniciativas aplicables en todos los terrenos; desde las trincheras á la retaguardia. Y logró finalmente que la guerra perdurara. Pero aun a pesar de las carencias, los paraguayos se empeñaron en cumplir con las formalidades y la disciplina: hasta el día antes del "día final", el general Resquín y Panchito López anotaron en un pequeño pedazo de cuero los partes sobre la tropa con todos sus detalles.
** Por eso pudo saberse que fueron 412 hombres los que hicieron frente a la embestida de los cerca de 18.000 de la alianza que ingresaron a Cerro Corá, para eliminar en aquel 1° de Marzo de 1870, la última resistencia paraguaya.
** Pero si diéramos por cierto que el Paraguay era un país militarizado y agresivo al extremo de poner en peligro la estabilidad de la región o la seguridad de sus vecinos, la verificación de su verdadero potencial, permite igualar la situación a la generada recientemente cuando la estrategia guerrera de Estados Unidos y sus aliados, excusara como inevitable y absolutamente indispensable la intervención armada a Irak. Y comprobado que en esta ocasión no hubo tal peligro, como no lo hubo en aquella, el "armamentismo paraguayo" siguió siendo un buen motivo para justificar la prolongación de la Triple Alianza. De la misma manera que la tesis del expansionismo militar del Paraguay fue funcionalmente útil para disfrazar las defecciones militares aliadas.
** Pero ambas excusas, pisan terreno resbaladizo como argumentos que motivaran la guerra.
PARAGUAY NO ERA UNA POTENCIA MILITAR
** El Paraguay "...distaba de ser una potencia militar incontrastable" (2). El detalle puede verificarse en cualquier libro que realice un inventario de los aparatos bélicos de cada protagonista en el conflicto. Y si no se contara con un dato exacto, la población que cada cual tuviera podría darnos una aproximación a su fuerza militar. Debe aclararse no obstante que en el campo de la estadística, las informaciones de ese tiempo tampoco se presentaban muy fidedignas ni exactas.
** El almanaque "El Siglo" de Adolfo Vaillant por ejemplo, adjudicaba al Paraguay una población de 1.337.000 habitantes antes de la guerra y a Asunción, sólo 21.000. La primera cifra significaría que tomando como base los 238.862 habitantes del censo confeccionado en 1846, en menos de 20 años el país aumentó en casi seis veces su población. Algo tan imposible como el dato que le asignaba a la capital solamente el 1,5% de la población total del país (3).
** "La Nación Argentina", diario de Buenos Aires, daba por seguro que al inicio de la lucha el ejército paraguayo no contaría con más de 40.000 combatientes. Dato que coincide con el brindado por el general Francisco Isidoro Resquín y también semejante al aparecido en las memorias del coronel Juan Crisóstomo Centurión. Otorgan más valor a estos testimonios el hecho que ambos oficiales fueron protagonistas del conflicto y miembros del Estado Mayor de López. La cifra mencionada sitúa al Paraguay como menos militarizado que sus enemigos aliados. Sin siquiera dimensionar el armamento, la capacidad logística y la de reposición de armas, municiones y pertrechos de cada ejército.
** De todos estos cotejos, no resultará el Paraguay -en ningún caso- como el mejor armado ni el de efectivos militares mas numeroso. Y si analizamos los niveles de formación entre los y oficiales, las diferencias a favor de los aliados, son aun considerablemente mayores.
** En efecto, es mas que sabido que los oficiales y tropas del ejército paraguayo se hallaban alineadas a las propias características sociales y culturales del país. Careciendo éste de academias militares, todos los oficiales emergían de la tropa. Y a diferencia del campo aliado, no recibieron el aporte de un importante número de extranjeros.
** Aunque de éstos hubo muy pocos y de muchos años de residencia en el país. Como los casos del coronel Francisco Wisner de Morgenstern (austro-húngaro, desde 1845; falleció en la posguerra), el coronel ingeniero Luis Federico Myskowski (polaco, recaló en Paraguay aproximadamente en 1850; fue una de las pocas pérdidas paraguayas en Curupa'yty); el coronel Dionisio Lirio (español, desde 1855; falleció en Cerro Corá) y el Sargento Mayor Sebastián Bullo (italiano, desde "sus años mozos" vivió en Villarrica; murió en el segundo ataque a Tuyutí) (4). Los demás aportes extranjeros fueron el santafesino Telmo López y los porteños Bartolomé Quintanilla y Juan Benítez.
** Algunos mas se presentaron a la hora del combate. Como Pedro Sipitría y los hermanos Pedro y Justiniano Salvagnach, uruguayos, los que junto a otros orientales acompañaron la malograda columna del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia.
** Otros alistados se remitieron a los residentes extranjeros contratados durante el gobierno de Carlos Antonio López en la década anterior (1851 en adelante). Salvo el coronel George Thompson, casi todos ellos operaron en la retaguardia o acompañaron al ejército como médicos, farmacéuticos o maquinistas de las naves armadas.
** No sucedía lo mismo con el ejército aliado, especialmente el argentino y brasileño. A saber: el Imperio del Brasil fue un trasplante del Imperio de Portugal en América. Y esto como resultado de la invasión de Napoleón I a la península Ibérica en 1808. Brasileños a partir de 1822 pero todavía Imperio, las huestes de los Pedro, I y II, eran europeos de estirpe y cultura. Ahí no hubo mestizaje como se había dado en todo el Río de la Plata y específicamente en Paraguay, matriz poblacional de la región.
** El traslado de aquella potencia -entonces mundial- no fue sólo el desplazamiento de su población. Se trató de la re instalación de modelos institucionales, culturales y sociales ya vigentes durante siglos en el imperio de origen. Hasta la emergencia de la guerra y aun un poco después (1889), el Brasil fue una nación europea en suelo americano. Por lo que algunos de sus jefes y oficiales, eran nobles o elevados a la nobleza. Y profesionalmente fueron producto de prestigiosas academias y en algunos casos, con experiencias militares en el extranjero. El ejército argentino se hallaba conformado -como el del Brasil- por un numeroso contingente de profesionales con larga experiencia guerrera. Un repaso de los acontecimientos bélicos que afectaron a la región del Plata desde la independencia de las Provincias Unidas, permite verificarlo. Adicionalmente, el gobierno de Mitre realizó una consistente tarea de "enganche" de militares desocupados en Europa para combatir bajo la bandera argentina. Hubo de todas las procedencias. '... españoles, británicos, franceses, polacos y combatientes -surenos y norteños- de la Guerra Civil de los Estados Unidos recién llegados de su patria" (5). A todos ellos se sumaron los jefes uruguayos que habían acompañado al general Bartolomé Mitre durante su largo y sangriento conflicto contra los Federales.
** A propósito de las características y diferencias entre el Estado Mayor Aliado y el paraguayo, el historiador brasileño Fernando Baptista, hace una colorida pintura de la "noche antes" del primer ataque a Tuyuti. Del relato se deduce la siguiente escena: en el centro del campamento de Paso Pucu y en una pequeña casa de adobe con pisos de tierra apisonada, al atardecer del 23 de Mayo de 1866 López y su Estado Mayor se reunían para planear el ataque. Entre los mas viejos y alguna experiencia, estaban los generales Isidoro Resquín y Vicente Barrios, el ya canoso coronel Felipe Toledo, "..aun del tiempo de Don Carlos". Los otros presentes eran jóvenes, debutantes de recién un par de años atrás. Con poca experiencia y algo mas de treinta años: José E. Díaz, Hilarlo Marcó, José María Aguiar, Paulino Além, Francisco Pereira, Pantaleón Balmaceda, el todavía teniente Bernardino Caballero con 26 años, Manuel Antonio "Cala’a" Giménez con 20 "...y De Jesús Martínez, un muchacho de diez y ocho años, grande, valiente y siempre sonriendo" (6).
** ¡Notable diferencia con el Estado Mayor aliado, nutrido de mariscales, condes, barones y generales experimentados! Es cierto que entre los paraguayos ya no estaban Robles, Estigarribia, Meza, Herreros, Duarte; pero todos éstos habían sido de la misma extracción popular y de idéntica formación profesional. Se habrían iniciado inevitablemente como soldados rasos sin asistencia alguna de academias militares...
** ¡Pudo un país de guerreros empíricos, jóvenes e inexpertos, poner en peligro a los poderosos adversarios de la vecindad?.
MEMORIA SECRETA
** En cuanto al armamento, al Paraguay no le iba mejor. El gobierno pretendió anticiparse a las posibles limitaciones de enfrentar la guerra con lo escaso disponible, realizando algunas adquisiciones en Europa. Pero ninguna de ellas llegaron a concretarse antes del bloqueo impuesto por los aliados. El armamentismo paraguayo se fundamentó entonces en lo ya existente, además de algunos pocos fusiles, uniformes y calzados que pasaron el filtro del Río de la Plata antes del inicio de las hostilidades. Los cuerpos de infantería se limitaron a los ya obsoletos "...fusiles de chispa, de ánima lisa y bala esférica, cuya acción era casi ineficaz por su extremada lentitud y por otros mil inconvenientes" (7). Sólo algunas pocas unidades de infantería llegaron a tener "... fusiles rayados de retrocarga, sistemas Witons y Minié" (8).
** Para tener una idea de las dificultades que ofrecía este armamento, debe hacerse notar que el fusil de chispa pesaba unos 4 kilos, medía un metro y cuarenta centímetros de largo; disparaba con escasa precisión un proyectil esférico de plomo a un blanco que no estuviera a mayor distancia que unos 60 u 80 metros. La eficacia del disparo dependía del estado de la pólvora, de la mecha, del terreno y hasta del estado del tiempo. Para realizarlo, el soldado tenía en la cartuchera los saquetes de pólvora y en otro compartimiento, los proyectiles. Adicionalmente, un saquito de cuero con pólvora suelta, pendiente del cinturón. El poner a punto el arma para el disparo implicaban unos 12 pasos u operaciones diferentes con todos los elementos mencionados, en posición de pié y a pecho gentil frente al enemigo. Éste, se hallaba enfrascado entretanto en los mismos operativos aunque en la mayoría de los casos, mucho mejor protegido y con mejores y mas efectivas armas.
** El gobierno paraguayo era conciente de estas dificultades. Durante el Congreso Extraordinario del 16 de Octubre de 1862, el general López presentó a la consideración del plenario una "MEMORIA SECRETA" sobre el grado de preparación y eficiencia militar del Paraguay, producto de una investigación realizada durante el tiempo que ocupó la cartera de Guerra y Marina en el gobierno de Don Carlos, su padre.
** El documento indicaba -sin subterfugios ni afeites- el verdadero potencial militar del Paraguay: "...El armamento del ejército -decía- se halla perfectamente cuidado y atendido, pero siento decir que todo ello pertenece al antiguo sistema (...) Hay algunos cuerpos de artillería armados con fusiles fulminantes como registran los estados; así como algunas compañías con armamento rayado (...) Las artillerías de sitio y campaña se hallan en el mismo caso que el armamento portátil y demanda una reforma, tal vez todavía mas urgente que de las armas portátiles (...) La flota nacional no puede llamarse todavía con propiedad marina de guerra. El cuerpo de oficiales de la marina no se ha elevado a la importancia numérica que le corresponde (...) Considerando los últimos mejoramientos introducidos en el armamento naval, el de nuestra marina, es escaso e imperfecto" (9).
** De esta situación de carencia y precariedad verificada a finales de 1862, hubiera sido difícil pasar en menos de tres años a un espectacular mejoramiento. Tanto que hiciera del Paraguay una potencia militar como dramáticamente se difundiera. Las partidas que pudieron arribar a Asunción antes del bloqueo en ciernes, llegaron en Diciembre de 1864 así como en Febrero y Marzo de 1865.
** El total de estos cargamentos no alcanzó a 500 fusiles de ánima rayada, sables, fulminantes, espoletas y otros accesorios. Y fueron las únicas y las últimas antes del inicio de la guerra (10). Aunque entre estas partidas vino un arma fundamental: el cohete "a la Congreve".
** Frente a los enormes recursos armamentísticos y pertrechos bélicos de los aliados ... ¿podría llamarse armamentismo a esto?...
LA FUERZA NAVAL
** La Marina de Guerra paraguaya, apuntalada con creativos recursos, también era precaria en poder bélico. Sin elementos indispensables para hacer frente a la poderosa escuadra del imperio, tuvo las mismas carencias que las demás fuerzas y tampoco fue ajena a la improvisación.
** Fracasadas las adquisiciones de acorazados y monitores en astilleros de Francia y el Reino Unido, el Paraguay no contaba sino con un buque “armado para la guerra": el "Tacuary", adquirido en 1854. Los demás eran buques mercantes "sin condiciones bélicas de ninguna clase" mas allá de haber admitido la instalación de cañones con cureñas fijas de madera en sus respectivas cubiertas. Los calibres de esta artillería oscilaban entre 2 y 32, todos de ánima lisa. Sólo el "Jejuí”, contaba con una pieza de ánima rayada calibre 12.
** Con el mismo procedimiento llegaron a armarse 21 embarcaciones. Todas ellas, incluida el "Tacuary"; contaban con cascos de madera. Y para hacerlas aun mas vulnerables "..sus máquinas estaban colocadas arriba del nivel de agua, y de consiguiente expuestas a los disparos enemigos" (11). A esta marina se sumaron "...seis lanchones, con un cañón de 68 cada uno" (12). El arma naval así constituida era complementado con la fusilería de la tripulación que "...usaba rifles Witons, con sables bayonetas" (13). Toda esta fuerza naval fue destruida en la batalla de Riachuelo, el 11 de Junio de 1865.
** ¡La armada de la tan mentada "potencia militar ", puesta fuera de combate en un sólo día, en una sola batalla y ni bien comenzada la guerra!
LA ARTILLERÍA
** El Paraguay contaba "...con tres regimientos de artillería volante y una batería de cañones rápidos de acero, de á 12. El resto era de todos los tamaños, formas, peso y metal imaginables, variando su calibre entre 2 y 32. La mayor parte de ellos acababan de ser montados en Asunción" (14).
** En relación a la variada vetustez de algunas piezas, el historiador uruguayo Eduardo Acevedo afirma que aquel parque de artillería "...hubiera podido transformarse en un museo, tal era la diversidad y la antigüedad de algunas de sus piezas. Entre los materiales capturados en Curuzú figuraba un cañón que tenía grabados el nombre de Felipe IV y el año: 1664" (15). Algunos de estos se encuentran también en el Museo de la Historia de Río de Janeiro (Casa do Trem); otra pieza está frente a las ruinas de Humaitá y otro mas, frente al antiguo cuartel del ejército paraguayo en dicha ciudad.
** Este armamento otorgaba a la artillería paraguaya un total de 400 bocas de fuego, aproximadamente. Exiguo número superado ampliamente, sólo por el de los buques de la armada brasileña. Ya ni hablar del potencial de la artillería aliada en su conjunto.
LA CABALLERÍA
** Disponía de 100.000 caballos, de los cuales "... ni la tercera parte eran fuertes y resistentes". En descargo de éstos, debe decirse que estaban perfectamente acostumbrados al forraje natural de los esteros del Ne’émbucu; a diferencia de los del ejército aliado. El que después de Tuyutí había quedado prácticamente sin montados debido a que "...la caballada comprada al caudillo Urquiza había muerto casi toda comiendo mio-mio." (16).
** Los jinetes paraguayos que podían contar con armas de fuego tenían carabinas de chispa. Si las dificultades para el uso de este armamento eran ya mas que notorias para la infantería, podemos imaginar aun mayores para quienes equilibrándose sobre un caballo y en combate, debían efectuar todos los complejos operativos para concretar algún disparo.
** Sólo "...la escolta del presidente se componía de 250 hombres de caballería armados con carabinas rayadas, de cargar por la recámara, sistema Turner (..) Como no se batieron hasta los últimos días de la guerra, no pudieron ensayar sus armas" (17).
** Todo lo anterior es afín a las precariedades de los arreos de montar. Éste " ...era sumamente sencillo. Consistía en el clásico recado, riendas, con bocado casi siempre y estribos criollos" (18). Y como los jinetes paraguayos combatían descalzos, las boleadoras colgando a ambos lados del caballo, les permitía prescindir de los estribos. Para esto, enganchaban los dedos de los pies descalzos en las bolas de piedra. Aun así, no dejaban de usar las enormes espuelas nazarenas. Para los arneses primó la misma inventiva pues las riendas no siempre terminaban en los frenos metálicos, sino que los mismos tientos de cueros introducidos en la boca del animal, cumplían dicha función.
** El sobre dimensionamiento del poder bélico paraguayo previo a la guerra, luce como un sarcasmo enfrentado a la admirativa crónica de combatientes argentinos, brasileños o uruguayos. La mayoría destacó la bravura, el temple y la capacidad de sacrificio del soldado paraguayo. Nunca el poder de sus armas. La que sigue, a modo de ejemplo, es una descripción contenida en el libro "Recuerdos de la Guerra del Paraguay", del general argentino José Ignacio Garmendia: "...Ahora atacaba la caballería paraguaya. Pintoresco espectáculo representaban aquellos bravos enemigos vestidos con camisetas rojas y chiripás morteros, jineteando a la criolla en rústicos aperos; colgados del sudado cuello, flameaba al viento de la carrera el grande y suco escapulario.
** Hombres de gran porte, con la tez color cobre y la mirada feroz y aguardentosa; el pesado morrión de cuero tirado hacia atrás, sujeto por la nuez; el brazo musculoso levantado, blandiendo el afilado sable curvo, sacudiendo con entusiasmo sus estandartes embarrados y laureados de agujeros gloriosos; las delgadas piernas, nerviosas y desnudas, oprimiendo los flancos de los potros recién domados, que desenfrenadamente se arrojaban sobre nuestros soldados.
** No se oía sino la voz animosa de sus oficiales gritándoles en guaraní que no vacilaran, y el repicar de aquellas enormes espuelas nazarenas que sangraban los costados de sus torpes redomones. Veloces como el rayo embestían, sucediéndose los unos a los otros, rodando en sangrientas caídas, levantando nubes del agua de los esteros por donde pasaban inmensos en sus escuadrones, pero una disciplina sobrehumana cerraba aquellos horribles claros con una rapidez digna de loor".
"TECNOLOGÍA DE LA CRISIS"
** Sin militares profesionales, sin armamento suficiente y frente a la imposibilidad de renovarlos, el poder militar paraguayo se hubiera resentido casi inmediatamente si el Mariscal y sus hombres no hubiesen tenido capacidad innovadora y, fundamentalmente, espíritu de sacrificio.
** Porque junto a los inconvenientes mencionados, también se sumaron los desgastes que generaba la guerra. La falta de posibilidades de reposición de materiales y pertrechos, obligó a una verdadera carrera de ingenio. Y afloró lo que el historiador brasileño Fernando Baptista llamó acertadamente la "tecnología de la crisis": "En el campo paraguayo escaseaba todo -escribía- excepto la valentía, la disciplina, el mate y el humor" (19).
** Ante la necesidad de paliar la aguda escasez de pólvora, los paraguayos previeron un sistema sencillo y expeditivo. Para la fabricación del fulminante, se extraía el salitre "... de la sal de la orina del personal de la tropa que orinaban en grandes tachos que permanecían al sol para que evaporara el líquido". Las municiones para los cañones y fusiles eran fabricados con los restos de herramientas, ollas y armas ya destruidas.
** Los vapores ya inservibles fueron desarmados y con este metal fundido, se construyeron nuevos cañones. No faltó "...quien inventara un cañón de retrocarga (el cañón rifle, de calibre 24) nuevas especies de bombas (de humo, incendiarias y de iluminación) y coheteras simplificadas”:
** Y hasta las campanas de las iglesias fueron fundidas para la construcción de los únicos cañones de gran porte y ánima rayada que dispuso el Paraguay: el "General Díaz" (destruido durante las pruebas), el "Cristiano" (todavía en el Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro) y el "Criollo". Este último junto al “Aca Vera", de hierro, se conservan frente al edificio del Parlamento Nacional en Asunción.
** Se construyeron “puentes portátiles" y hasta nuevos aparatos telegráficos. Saturio Ríos inventó uno "...sencillísimo, mediante el cual podían recibirse los despachos a oído, sin emplear la cinta de papel, que también ya no era abundante" (20).
** Cuando fueron hundidas las cadenas que cerraban el río a la altura de Humaitá, se construyeron otras de madera. Pues estas flotaban a diferencia de las de hierro que necesitaban canoas o boyas para sostenerlas. Estos soportes metálicos eran constantemente tiroteados por los acorazados brasileños, lo que hizo necesario aquel invento.
** En Agosto de 1867 y en medio de absolutas carencias, se daba instrucciones a la población para que iniciaran la producción masiva de fibras de coco y caraguatá; así como experimentar “con otras hojas filamentosas" y nuevos tintes. Fruto de esta indicación, llegaban a los campamentos en el Abril siguiente, los primeros ponchos, chiripás, camisetas y calzoncillos para los soldados. Mientras tanto, proseguían las pruebas con los tintes de manera a obtener un tono firme de rojo destinado a los uniformes. Para este proceso se hacía “una mezcla de azafrán y grana".
** Las restricciones alcanzaban al papel, que desde tiempo atrás también se fabricaba de las fibras del caraguatá y el algodón. Robert von Fisher-Treuenfeld se encargaba de la tarea. Pero aun así, los documentos fueron reducidos de tamaño y los oficiales recibieron órdenes de llenarlos "con letra menuda" para mayor rendimiento del material.
** La tinta -que también se había agotado- "comenzó a obtenerse de las cenizas de una haba negra abundante en el Chaco, de rápido secado".
** Las carencias paraguayas junto a la desaparición de su potencial naval, hizo que la tecnología de la crisis, echara mano a los "brulotes" para combatir a la escuadra aliada. Aquel era el nombre asignado a un "...barco cargado de materiales combustibles e inflamables que se dirigía sobre los buques enemigos para incendiarlos". Aunque fueron escasas las posibilidades que tal cosa ocurriera, bastaba la colocación de "una hilera de damajuanas vacías" para que algún convoy aliado fuera paralizado en el río, dado el temor a la creatividad bélica paraguaya.
** Mas tarde, ya mas prevenida pero siempre en avance, la armada imperial fue atacada también con torpedos. Estos, muy distintos a los de la actualidad, eran preparados por el inglés Guillermo Cruger y el coronel polaco Luís Federico Myzkowski y dirigidos por verdaderos suicidas. Para el efecto se aprovechaba una noche de niebla "...y un individuo" seguía al proyectil flotante "...en una pequeña canoa llevando en la mano una larga soga de caraguatá, y un hilo que correspondía a los gatillos" de aquella máquina infernal (21).
** La tecnología de la crisis, hizo fructificar igualmente otras iniciativas aplicables en todos los terrenos; desde las trincheras á la retaguardia. Y logró finalmente que la guerra perdurara. Pero aun a pesar de las carencias, los paraguayos se empeñaron en cumplir con las formalidades y la disciplina: hasta el día antes del "día final", el general Resquín y Panchito López anotaron en un pequeño pedazo de cuero los partes sobre la tropa con todos sus detalles.
** Por eso pudo saberse que fueron 412 hombres los que hicieron frente a la embestida de los cerca de 18.000 de la alianza que ingresaron a Cerro Corá, para eliminar en aquel 1° de Marzo de 1870, la última resistencia paraguaya.
¡ERA TODO LO QUE QUEDABA DEL "ATILA SUDAMERICANO"
Y DE SU "MILITARIZADA NACIÓN"!
Y DE SU "MILITARIZADA NACIÓN"!
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1. Cárcano, R.J., "Guerra del Paraguay - Orígenes y causas", pág. 489.
2. De Marco, M.A., "La Guerra del Paraguay", pág. 21.
3. Rivas, B.G. de. "Las consecuencias demográficas y sociales de la guerra de la Triple Alianza". Monografía.
4. Franco, V.I., "Un hispano y un italiano en la Guerra contra la Triple Alianza", págs. 17 y 28.
5. De Marco, M.A., "La Guerra del Paraguay", pág. 65.
6. Baptista, F., "Madame Lynch. Mujer de mundo y de guerra", pág. 200.
7. O'Leary, J. E., "Álbum Gráfico del Paraguay", edic. Arsenio López Decoud, pág. 122.
8. Mariotti, R., Informe especial para "La Guerra de la Triple Alianza", de J.Rubiani, tomo 1, pág. 324.
9. García Mellid, A., "Proceso a los falsificadores de la Historia del Paraguay", tomo II, págs. 224 y sigtes.
10. Cardozo, E., "Hace 100 años", tomo 11, págs. 224 y sigtes. Y Centurión, J.C., "Memorias o Reminiscencias Históricas sobre la Guerra del Paraguay", págs. 50 y sigtes.
11. O'Leary, J. E., "Álbum Gráfico del Paraguay", edic. Arsenio López Decoud, pág. 121.
12. O'Leary, J. E., ob. cit., pág. 123. 13. 0, Leary, J. E., ob. cit., pág. 121. 14. Thompson, G., cit.p/O'Leary en ob.cit., pág. 123.
15. Acevedo, E., "Anales históricos del Uruguay", tomo III, pág. 388. 16. Baptista, F., ob.cit., pág. 212.
17. Thompson, G., cit.por Mariotti, R., "Informe Especial". 18. O'Leary, J. E., ob. cit., pág. 123.
19. Baptista, F., ob.cit., pág. 260.
20. O'Leary, J.E., "Nuestra Epopeya", pág. 220.
21. Sin mención de autor: "La Armada Nacional en la Historia", tomo 1, inédito.
.
Fuente: VERDADES Y MENTIRAS SOBRE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA. Edición del autor: JORGE RUBIANI. Asunción-Paraguay. 213 pp.
1. Cárcano, R.J., "Guerra del Paraguay - Orígenes y causas", pág. 489.
2. De Marco, M.A., "La Guerra del Paraguay", pág. 21.
3. Rivas, B.G. de. "Las consecuencias demográficas y sociales de la guerra de la Triple Alianza". Monografía.
4. Franco, V.I., "Un hispano y un italiano en la Guerra contra la Triple Alianza", págs. 17 y 28.
5. De Marco, M.A., "La Guerra del Paraguay", pág. 65.
6. Baptista, F., "Madame Lynch. Mujer de mundo y de guerra", pág. 200.
7. O'Leary, J. E., "Álbum Gráfico del Paraguay", edic. Arsenio López Decoud, pág. 122.
8. Mariotti, R., Informe especial para "La Guerra de la Triple Alianza", de J.Rubiani, tomo 1, pág. 324.
9. García Mellid, A., "Proceso a los falsificadores de la Historia del Paraguay", tomo II, págs. 224 y sigtes.
10. Cardozo, E., "Hace 100 años", tomo 11, págs. 224 y sigtes. Y Centurión, J.C., "Memorias o Reminiscencias Históricas sobre la Guerra del Paraguay", págs. 50 y sigtes.
11. O'Leary, J. E., "Álbum Gráfico del Paraguay", edic. Arsenio López Decoud, pág. 121.
12. O'Leary, J. E., ob. cit., pág. 123. 13. 0, Leary, J. E., ob. cit., pág. 121. 14. Thompson, G., cit.p/O'Leary en ob.cit., pág. 123.
15. Acevedo, E., "Anales históricos del Uruguay", tomo III, pág. 388. 16. Baptista, F., ob.cit., pág. 212.
17. Thompson, G., cit.por Mariotti, R., "Informe Especial". 18. O'Leary, J. E., ob. cit., pág. 123.
19. Baptista, F., ob.cit., pág. 260.
20. O'Leary, J.E., "Nuestra Epopeya", pág. 220.
21. Sin mención de autor: "La Armada Nacional en la Historia", tomo 1, inédito.
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Fuente: VERDADES Y MENTIRAS SOBRE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA. Edición del autor: JORGE RUBIANI. Asunción-Paraguay. 213 pp.
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