LA GUERRA DEL PARAGUAY A TRAVÉS DE LA MEMORIA DE SUS ACTORES:
EL PROYECTO HISTORIOGRÁFICO DE ESTANISLAO ZEBALLOS
Ensayo de:
RESUMEN : El argentino Estanislao Zeballos (1854-1923) proyectó una Historia de la Guerra del Paraguay utilizando como fuente la memoria de sus actores tanto de los que habían combatido del lado paraguayo como de los que lo habían hecho en el ejército de la Triple Alianza y optando como estrategia el personal recorrido por todo el escenario en el que se desarrollaron las acciones militares. Pero Zeballos falleció sin concluir su relato, dejando toda esa serie de valiosos testimonios orales provenientes de actores militares y testigos civiles de la contienda. Durante los últimos años hemos procurado localizar y analizar esas narraciones, con el objeto principal de estudiar los argumentos sobre el origen y el desarrollo de la guerra emanados de los propios actores y testigos del acontecimiento.
TABLA DE CONTENIDOS :
*. INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
El 1 de febrero de 1893 comenzó a editarse en Buenos Aires (Argentina) elÁlbum de la guerra del Paraguay bajo los auspicios de la Asociación Guerreros del Paraguay [2], fundada el año anterior. Antes de enumerar los objetivos del periódico, su editor, el Capitán de Artillería José Soto, exponía: “Creo que la historia de la guerra del Paraguay todavía no está escrita en todos sus detalles. Esta lucha gigantesca de cuatro naciones jóvenes no ha encontrado aún su historiador y pasará algún tiempo antes que este tremendo drama sea conocido en todas sus partes". De hecho, la publicación no se había fijado como objetivo el historiar el acontecimiento, al que, sin embargo, conceptuaba desde ese primer momento de “cruzada libertadora”, sino "coleccionar en forma de galería los retratos de los que actuaron, las armas que usaron, los uniformes que vistieron, los elementos de movilidad de que se disponía en aquella época, la vista de los campamentos que ocuparon […] los esteros, los ríos, las selvas que se cruzaron y que servirán de antecedentes de información y de consulta al biógrafo o al historiador que presente a las generaciones del porvenir el cuadro completo de aquella guerra, las causas que la motivaron, los sacrificios que impuso a las naciones de la Alianza, su acción libertadora y los beneficios que rindió a la civilización y a la libertad de esta parte de América". [3] En esa primera entrega el abogado y escritor argentino Estanislao Zeballos escribió un artículo titulado Combate Naval del Riachuelo, redactado sobre la base del testimonio que recogiera del archivo particular del Capitán de Navío Bernardino Guastavino, quien revistiera el cargo de Práctico del buque Amazonas en aquel episodio armado [4]; adelantaba Zeballos que el escrito formaría parte de una obra mayor que se hallaba preparando y que llevaría por título Política Internacional del Río de la Plata y Guerra del Paraguay. Este es el primero de unos pocos artículos que insertara en las páginas del Álbum y los únicos por los que comunicaría los resultados provisorios de un proyecto historiográfico que había iniciado en 1884 y que continuaría hasta su muerte, ocurrida en el año 1923, sin que lograse, no obstante, darle forma definitiva y completa.
El presente artículo, que reviste el carácter de trabajo en progreso, se sitúa en un plano en el campo del análisis historiográfico porque pretende mostrar el contexto en el que Zeballos diseñó su Historia de la guerra, analizar sus principales argumentos en relación con aquella y comunicar algunas consideraciones sobre su forma de hacer esa Historia, aspecto este último que a nuestro entender constituye su plano más original y relevante; en tanto en otro plano la investigación tiene como objeto principal el estudiar los argumentos sobre el origen y el desarrollo de la guerra emanados de los propios actores y testigos del acontecimiento
UN PROYECTO DE HISTORIA INUSUAL
Aún bajo sus escombros aparecieron los primeros relatos de la guerra del Paraguay, que partieron de tres extranjeros que la vivieron en el lado paraguayo: el ingeniero inglés Jorge Thompson, que publicó Historia de la guerra del Paraguay (1869) [5]; Jorge Federico Mastermann, farmacéutico de la sanidad militar paraguaya que produjo Siete años de aventuras en el Paraguay (1870) [6]; y el ministro norteamericano ante el gobierno de Francisco Solano López, Charles A. Washburn, que escribió Historia de Paraguay (1871) [7]. Sólo una década después aparecieron los breves relatos, basados en recuerdos privados, como los del argentino José Ignacio Garmendia: Batalla del Sauce (1883) y Batalla del Pikisiry (1884). Lo más notable de estas narraciones –como así también de las redactadas en los textos para la enseñanza de la historia- es que la guerra exhibía, en la Argentina de finales del siglo XIX, una interpretación simétrica: en todos los casos el acontecimiento se explicaba como una respuesta a la agresión de López -único responsable- y a sus ambiciones desmedidas de liderar la región; el resultado feliz del enfrentamiento había sido la liberación del pueblo paraguayo del sistema bárbaro impuesto por los gobiernos tiránicos que lo habían mantenido aislado de las naciones civilizadas. [8] De todas formas ninguna de las obras pertenecientes a este recatado contexto había sido producida con el objeto de hacer una historia general del acontecimiento bélico.
Para explicar las razones y los motivos que habrían impulsado a Zeballos a diseñar su proyecto historiográfico, se podrían tener en cuenta los siguientes datos. Nacido en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe) el 27 de julio de 1854, abandonó muy pronto su ciudad natal para ingresar como alumno becado en el Colegio Nacional de Buenos Aires, que fundara el general Bartolomé Mitre. Fue en sus aulas cuando conoció y entabló amistad con el futuro presidente del Paraguay, Emilio Aceval, de su misma edad, con quien (y junto a otros condiscípulos) constituyeron el núcleo estudiantil Los Muchachos y compartieron la redacción del periódico El Colegial. Las iniciativas de estos adolescentes coincidían con el desarrollo de la guerra en la que ambos países eran actores. Sobre esos años y en relación con tal acontecimiento, Zeballos escribiría tiempo después: “batallones y divisiones formadas en las diversas regiones y provincias que marchaban, el brillo de las armas, la vibración de las músicas marciales, conmoverían hondamente mi espíritu y determinarían sentimientos que no se desvanecerían jamás”. En el año 1869 Zeballos conoció el Paraguay. El ejército argentino acababa de ocupar Asunción y fue a visitarla a parientes y amigos: me hospedé, relataría también años más tarde, "en una ciudad solitaria, donde no vivían sino soldados. Faltaban los habitantes y las familias! En cada uno de esos hogares, abiertos de par en par, con el mobiliario tradicional de la aristocracia paraguaya a la disposición de cualquiera, flotaba un celaje infinito de desolación, de angustia, de muerte… que impresionó hondamente mi alma infantil, Sentí entonces piedad y amor por este pueblo mártir que cuando el ejército argentino acampaba en la Trinidad, peregrinaba y se batía aún por su patria, en la cruzada homérica que terminó en las selvas de Amambay! [...] allí comencé a amar al Paraguay y reclamo para mí el honor de haberme mantenido siempre fiel a mis impresiones de niño. Desde ese momento, cuando contaba apenas 14 años y me era extraña la razón de la guerra, me propuse estudiarla, conocer sus causas, averiguar sus resultados y ponderar sus responsabilidades para los dos pueblos”. [9]
En 1872, siendo ya estudiante de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, Zeballos pronunció su primera conferencia pública sobre la política exterior argentina titulada “El Tratado de Alianza”. No resulta accesoria la referencia a esta actuación, porque el núcleo de su exposición consistió en una categórica objeción al espíritu de aquel tratado y a la política de la Alianza propiciada, a su entender, por el Brasil. Para Zeballos, la Argentina no tendría que haber estado entre los signatarios del tratado de 1865 porque “no constituido sólidamente debía en esa época proceder de tal manera que fuese fácil evitar un gran peligro exterior”. Pero, concluía que había sido “la sagacidad brasileña” la causa de haber hecho la guerra al gobierno del Paraguay, porque “el Brasil siempre ha sembrado males más o menos considerables y las negociaciones diplomáticas posteriores a la guerra estaban en punto muerto. [1]0
Con veinte años, recién graduado de abogado, pero precedido de una fama precoz, asumió la dirección del diario La Prensa, dando comienzo a una actuación pública activa e ininterrumpida: diputado nacional por la Capital Federal y la provincia de Santa Fe, presidente de la Sociedad Rural Argentina, ministro de Relaciones Exteriores, profesor y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
A consecuencia de su afición a los viajes y su interés por los estudios geográficos y etnográficos, Zeballos también comenzó a escribir y a publicar una serie de relatos descriptivos y de crónicas de sus exploraciones a diversas regiones de la Argentina que alcanzaron un gran éxito literario. [1]1 Sería con ocasión de estos temas que entablaría con Bartolomé Mitre una fluida correspondencia. [1]2 De la lectura de este intercambio surge que para 1884 Zeballos tenía listo un plan sobre el que se proponía desenvolver una investigación histórica sobre la Guerra del Paraguay que abarcara sus antecedentes, curso militar y efectos políticos. En ese año, Mitre le escribía: “como se lo hice decir por un amigo, no pienso escribir la historia de la campaña del Paraguay y aún cuando me proponga reunir todos los elementos que a ella se refieran, me sería agradable saber que usted se decida a emprender ese trabajo”. [1]3 Para 1886, Zeballos sometió al juicio de Bartolomé Mitre su plan historiográfico completo, “esperando que usted se servirá comunicarme francamente las observaciones que le sugiera”. [1]4 Dicho plan preveía la distribución de sus contenidos en 12 tomos: Tomo 1. El Paraguay: Reseña histórica, social, política y descriptiva del Paraguay [1]5; Tomo 2. Política del Río de la Plata: estudio de las relaciones de los gobiernos del Brasil, Bolivia y Río de la Plata, desde la independencia, perfilando los “gérmenes incubados durante el curso de las relaciones y que influyeron en el gran rompimiento de 1865”; Tomo 3. La Triple Alianza: causas inmediatas de la guerra y de la unión de las potencias. Estudio critico del tratado de alianza y de las polémicas a que dio origen; Tomo 4. Campaña de Mato Grosso: reseña del movimiento político y militar del Paraguay. Ruptura con el Brasil. Expedición de Mato Grosso. Combates Navales y terrestres. Retirada de las fuerzas brasileñas. Reconquista de las posiciones perdidas. Ventajas obtenidas por el Paraguay. Situación de las provincias brasileñas del Alto Paraguay; Tomo 5. Campaña al Uruguay: invasión paraguaya a Misiones Corrientes y Río Grande. Situación del Brasil. Situación militar y política de la República Argentina. Defensa de Corrientes. Concordia. Urquiza. Operaciones en Río Grande y en el Uruguay. Yatay. Uruguayana; Tomo 6. El Paso del a Patria: marcha de los ejércitos aliados a través de Corrientes. Estudio sobre Corrientes durante la invasión enemiga. El ejercito paraguayo invasor. Combate de Riachuelo. Los aliados sobre el Paraná. Cuevas. El poder de los aliados. Paso de la Patria; Tomo 7. Campaña de los Esteros: desembarco en Itapurú. Combates. Campo de López. Estero Bellaco. Batallas campales. Laguna Piris. 2da. Línea enemiga y combates de julio. Posiciones de ambos ejércitos. Curuzú. El camino despejado. Entrevista con López. Marcha sobre Curupayti; Tomo 8. Humaitá: grandes obras defensivas del enemigo. Naturaleza favorable. Asalto de Curupayti. Campaña sobre el Chaco. Operaciones en el río. Rendición de Humaitá. Concentración de López en Angostura y Cerro León; Tomo 9. Campaña de Itá Yvaté: división de los aliados, los argentinos frente a Angostura, marcha del ejército brasileño a través del Chaco, operaciones de la escuadra, desembarco, combates, batalla de Itá Yvaté, critico resultado de la campaña, llamada de los argentinos, victoria, fuga de López, el Paraguay durante la guerra; Tomo 10. Campaña a las sierras: varios movimientos y operaciones hasta la muerte del tirano. Conclusión de la guerra; Tomo 11: La Paz: estudio de los tratados y negociaciones que las precedieron; Tomo 12. Atlas histórico-geográfico. [1]6
Pero ¿cómo ejecutar semejante plan? ¿Qué metodología elegir cuando tal proyecto demandaba la recolección de cuantiosos materiales?
Zeballos no dejó explicitado las razones que lo llevaron a optar por la estrategia consistente en seguir “la marcha de los ejércitos, desde Uruguayana a Paso de los Libres en el Uruguay, y desde allí hasta el Paraná y la Asunción a través de los campos de batalla, de las selvas, de los bosques, de los esteros, de las lagunas, de los ríos, de los pantanos y de las fortificaciones, testigos silenciosos, con el fin de recoger en la arena misma las impresiones de la verdad, con la conciencia imparcial del escritor que respeta a los dos combatientes” [1]7, pero tal vez no habría que desestimar como condicionantes de esa opción metodológica su trayectoria de viajes y exploraciones geográficas.
Para la recolección de materiales para su obra, Zeballos realizó dos viajes a lo que denominó Teatro de la Guerra: el primero en abril de 1887 y el segundo en el mismo mes durante el año siguiente. El primero de ellos tuvo como objeto el relevamiento de los campos de batalla desde Corrientes a Humaitá, recorriendo Itapirú, Tuyutí, Boquerón, Paso Pucú, Tuyu Cué y Curupaytí. Recorrió en primer término la ciudad de Goya (en la provincia de Corrientes) a partir del 10 de abril de 1887. Además de la extensa y minuciosa descripción topográfica de la zona, resultan de sumo interés las impresiones sobre las peculiaridades de esa sociedad formada por 12.000 habitantes, a la que define como un “núcleo de estancieros ricos por la bondad de los campos, que ha atraído un fuerte centro de comercio”, el goyano, describía Zeballos, "cree que su ciudad es más elegante, rica y culta que la ciudad de Corrientes, capital de la provincia”, hacen alarde de que la gente educada en Goya no cultiva el guaraní, entre otras muestras de aquel espíritu.[1]8 Desde allí siguió por tierra el camino recorrido por el ejército aliado desde Paso de los Libres, a través de la provincia de Corrientes, en marcha hasta Paso de la Patria. El 23 de abril de 1887 se encontraba en Libres. Al día siguiente recorrió el campo de batalla de Yatay, acompañado por el Dr. Ernesto Quesada y por José Luis Madariaga, ex gobernador y ex diputado por la misma provincia de Corrientes. De ese lugar, dejaría apuntado Zeballos, por ejemplo, que durante la guerra tenía 80 casas de comercio, y que en cambio “hoy tiene apenas 20”; que en 1865 había formado 500 guardias nacionales en defensa del honor nacional, en tanto en 1887 “tiene apenas 50 enrolados”, que el número de casas desocupadas “es enorme y su puerto deplorable”. En contraste, la ciudad de Uruguayana, decía, es próspera, “se ensancha y acumula riquezas, domina el comercio del Uruguay. La mayor parte de las casas de comercio de Libres, sus hoteles todos, sus cafés, billares, peluquería y algunas familias han emigrado a Uruguayana hasta con los muebles. La decadencia asombrosa de Libres desde 1865 se debe al abandono en que el gobierno argentino ha conservado la costa del Uruguay sin recursos, sin oficinas; los pueblos en ruinas de la costa del Uruguay han sido el foco perenne de muchas conspiraciones”.[1]9
Paso de la Patria, frente a la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay, se había constituido en 1872 en un caserío formado por el comercio y los rezagados del ejército aliado y en 1887 contaba con 500 habitantes. Allí tomó declaraciones al argentino Teniente de Guardias Nacionales Pedro Alaman, que había hecho toda la campaña a las órdenes del Coronel Nicolás Ocampo. Precediendo a ese testimonio, Zeballos consignaba que “el teniente Alaman, hombre de campo, sabe leer y escribir y no es un espíritu vulgar. Dotado de la sagacidad característica del gaucho argentino, se ha tratado siempre con gente culta y posee una discreción y un criterio que dan interés e importancia a sus informaciones”. Según dejara descripto, luego de los datos recogidos hizo transbordo a una canoa y en ese medio llegó, junto a un grupo de acompañantes que le servía de guía, a una punta de tierra que avanzaba sobre el río: “era el baluarte de Itapirú, rodeado por acumulaciones de metralla rota de la escuadra brasileña, que estaban todavía allí”. Pasaron luego, montados a caballo, por Paso Pucú y se dirigieron a Estero Bellaco. El camino, sigue el relato de Zeballos, era arenoso y el terreno se convertía en un inmenso lomo de ballena tendido entre dos aguas. Allí, el Capitán Rufino Godoy, que hacía de guía, y que había hecho la guerra a las órdenes del general Nicolás Ocampo, exclamó: “éste es el campo de batalla de Tuyutí, el más grande, el más ensangrentado, el más tétrico de los campos de batalla de la América del Sur. Allí estaba el naranjal de Flores, donde se hallaban de vanguardia los orientales con los bravos, los invencibles soldados de Palleja, la artillería de Viejobueno y aún podían verse pilas artísticas de balas, como ofreciéndose a la mano activa del artillero enfurecido; allí estaban también los naranjales del cuartel general del presidente Mitre y sobre la laguna Piris aparecerían las líneas brasileñas. A la derecha, doblando hacia Tuyu Cué, campeaban las caballerías heroicas de Corrientes, primas hermanas de las paraguayas”. Zeballos, al galope, quiso coronar la altura y dominar las líneas negras, las grandes trincheras paraguayas que se divisaban al norte del estero: “llegado a la loma, narraría, se me presentó a mi alma el espectáculo más conmovedor, solemne y doloroso que recuerdo haber presenciado. Dos leguas cubiertas de cruces y sobre esas cruces sudarios blancos flotaban al viento en esa pavorosa soledad. Eran tiernísimos testimonios que movieron lágrimas en mis ojos fuertes, del amor de las mujeres paraguayas, que todos los años, el 24 de Mayo, llegan de los ámbitos de la república en peregrinación enternecedora, a coronar las finas telas bordadas por sus cariñosas manos, los osarios de los muertos quemados, donde yacen cenizas de los que animó su propia sangre, en montones anónimos”.[2]0 En Curupaity, último destino de este primer viaje, donde el capitán Godoy, después de la guerra, había adquirido una parcela de tierra y residía entre las antiguas trincheras, relató a Zeballos una serie de supersticiones y fenómenos relacionados con la guerra, que el escritor dejó minuciosamente consignadas en un informe titulado Humaitá.[2]1
El segundo viaje al teatro de la guerra tuvo como destino la ciudad de Asunción. A finales de marzo de 1888 Zeballos ultimaba los preparativos de su partida desde Buenos Aires. Se conserva una carta del Dr. Adolfo Carranza, quien se desempeñaba como secretario en la Legación Argentina en Paraguay, en la que le indicaba los testimonios que consideraba más importantes de relevar en aquella ciudad: "Debo recomendarle que trate de verse con los siguientes, que considero con más caudal de datos y actores más eminentes: General Caballero, General Escobar, General Meza, General Duarte, General Delgado, Coroneles Oviedo, Aveiro, Solalinde, Decoud, Padre Maíz, Román, Saguier, Cirilo Solalinde, Miranda. No olvide de pedir al doctor Acebal las Memorias de don José Falcón. El Román, al que me refiero, aunque es un ebrio, puede darle datos muy buenos de la expedición a Coimbra y el general Delgado de la emigración de las familias al interior, cuando desocuparon la Asunción. Pienso que no debe estar menos de un mes a fin de que pueda escudriñar bien todo y agotar la materia. Sobre todas las cosas, le señalo a don José Segundo Decoud, de una manera especial, quien por su posición, dotes y estudios, le serviría a satisfacción. Es una relación que V. sabrá apreciar y que desearía la cultive. En reserva debo decirle que es el primer hombre de aquel país" [2]2.
Zeballos tomó pasaje en el Cosmos, que hacía la carrera Asunción Buenos Aires, a cargo de Santiago Guidice, marino italiano, residente en Argentina y con quien el escritor argentino habló largamente durante cinco días sobre el río Paraguay, con las costas a la vista y mientras examinaban por dos veces el campo de la batalla naval del Riachuelo. También a bordo del Cosmos tomó declaraciones al Coronel Manuel Reina, ayudante del General Nicanor Cáceres, quien le ofreció detalles muy interesantes del combate de Pehuajó - Corrales.
La presencia de Zeballos en Asunción no pasó inadvertida en los ámbitos político y diplomático. El escritor paraguayo Juan Silvano Godoy le preguntaba al Coronel Aveiro: "Mi buen amigo: quiero saber positivamente si podrá V. acompañarme esta prima noche para así si V. tiene la galantería de hacerlo avisar al Dr. Zeballos que V. está pronto y que por consiguiente nos espera hoy de 6 a 7 p.m." [2]3 Y Juana C. de Resquín, viuda del General Francisco Resquín respondía así a la convocatoria que el escritor argentino le hiciera llegar a través de José Mernes: "me ha impuesto de la pretensión del Dr. Sr. Zeballos acerca de unos apuntes que sobre nuestra guerra había escrito mi difunto esposo. Siento mucho no poder acceder a los deseos suyos y de ese señor porque esos papeles he dado ya a mi compadre, el general Caballero. Allí pues es adonde deben dirigirse y creo les será fácil enterarse del contenido de los mismos. Tenemos noticias que ese señor Dr. Zeballos es una persona muy ilustrada y es para nosotros una satisfacción y una garantía al saber que va historiar nuestra guerra nacional, separando, lo que pertenece a los caprichos de un hombre y al valor legendario de un pueblo"[2]4.
Por su parte el presidente Patricio Escobar resolvió convocar para una reunión en su casa a los jefes y otras personas que desempeñaran papel importante al lado de López con el objeto de reavivar sus recuerdos y presentarle a Zeballos una memoria militar de los acontecimientos, además de otras conversaciones privadas sobre la guerra que mantuvo con esos actores. [2]5 Zeballos abandonó Asunción el 21 de abril. Al momento de embarcarse, Juan Crisótomo Centurión le dio una página, de su puño y letra, con la composición y características de la escuadra paraguaya. [2]6 Pocos días después, el 28 de abril, el general Bernardino Caballero le escribía para anunciarle que con el Coronel Salvañach le enviaba la Memoria o sea, los Apuntes del finado General Resquín con el ruego de que “no hiciera comentarios de las personas que sobreviven y aparecen en ella, sino solamente para que extrajera datos que pudiera necesitar para la historia que está escribiendo”[2]7. El 25 de abril estaba Zeballos de regreso en Buenos Aires y le transmitía a Mitre lo “fructuosísimo” de su viaje y la disposición de aquellos a quienes entrevistara: “todos los jefes supervivientes del drama de Cerro Corá y otros han concurrido a mi propósito, llegando a la Asunción algunos de ellos desde largas distancias, invitados por el general Escobar, presidente actual. Los generales Duarte, Caballero y Delgado, los coroneles Meza, Centurión, Aveiro, el secretario de López en toda la guerra, el hombre a quien todos los paraguayos me indican como la fuente primera y el dueño de los grandes secretos, que está enfermo y pronto su palabra enmudecerá, edecán de confianza de López, comandante en jefe el 31 de enero en Corrales, el 10 y 11 de julio en Yataity Corá, en el Potrero Sauce y en varios otros hechos notables. Gill, Capitán de Fragata, el implacable artillero de Curupayty".[2]8 En resumen, 1400 páginas de papel oficio llenas, algunos planos, las memorias inéditas de Resquín[2]9, retratos, todas las medallas de López, tal fue el resultado de este segundo viaje al teatro de la guerra, aparte del conocimiento exacto del terreno y del croquis que levantara. En marzo de 1889 Zeballos viajó también a Montevideo (Uruguay), para contactarse con las familias del general Venancio Flores y del práctico Bernardino Guastavino, y para obtener documentos privados e informes de labios del Dr. Ildefonso García Lagos[3]0 y del Dr. Joaquín Requena.
En los años sucesivos Zeballos incrementó estos materiales con otros testimonios de quienes habían actuado en el lado paraguayo, como las memorias tomadas de labios del Coronel Centurión, en Buenos Aires, los informes del doctor Ángel Peña, secretario del General Caballero, la reseña de los servicios militares del Sargento Pedro Duarte, el diario completo del cirujano mayor Guillermo Stewart, cartas de Enrique Solano López, las memorias de la señora Concepción Domecq de Decoud, esposa del coronel Juan Francisco Decoud y madre de José Segundo Decoud; también de quienes pelearon en el ejército argentino como los generales Luis María Campos, Pedro P. Pico y Eduardo Racedo; los capitanes Martín Viñates y Benjamín Sastre; los coroneles Manuel Reina y Juan Carlos Boer.
A finales del siglo XIX, entretanto, veían la luz en Buenos Aires nuevas recreaciones de la contienda por parte de otros actores como las Memorias del Coronel Juan Crisóstomo Centurión [3]1, los Datos Históricos sobre la guerra del Paraguay contra la Triple Alianza, del general Francisco Isidoro Resquín [3]2, los escritos de Gregorio Benites, Anales diplomático y militar de la guerra del Paraguay, Guerra del Paraguay, Primeras batallas [3]3.
Zeballos cultivó antes, durante y después de haber visitado Asunción con motivo de su proyecto historiográfico, una frondosa amistad con intelectuales y hombres públicos de ese país, como puede comprobarse recorriendo su correspondencia inédita, entre los que figuran Enrique Solano López, Blas Garay [3]4 y el joven escritor Manuel Domínguez, quien publicó por primera vez su obra Raíces Guaraníes en la Revista de Derecho, Historia y Letras, [3]5 fundada y dirigida por Zeballos. En 1908, por ejemplo, al enterarse este último del alejamiento del argentino del ministerio de Relaciones Exteriores le escribía: “Tornará Ud. a sus tareas literarias. ¡Termine, por Dios, aquella historia de la guerra del Paraguay, asunto digno de su brillante pluma! (3) 6 Pero Zeballos falleció en 1923 dejando inconcluso su proyecto. [3]7
LA NARRACIÓN QUE NO FUE HISTORIA
La primera obra en la Argentina con un plan similar al previsto por Zeballos fue la que el Coronel Juan Beverina había comenzado a publicar en 1921, si bien el desarrollo de la guerra se centró y se limitó a las acciones militares. [3]8 Como señaláramos más arriba, con excepción de los artículos publicados en el Álbum de la Guerra del Paraguay no nos ha sido posible localizar otros en los que Zeballos divulgara los resultados parciales de su investigación, por lo que puede concluirse que su proyecto quedó detenido en la etapa de la recopilación documental.
¿Que ocurrió con todo el corpus narrativo recogido por el escritor argentino, es decir, con toda la serie de memorias, relatos y apuntes personales recogidos de labios de actores y de testigos argentinos, paraguayos y uruguayos, de los perfiles redactados por el escritor argentino acerca de sus entrevistados, de las descripciones del escenario recorrido (ciudades, parajes, ríos) de los cuantiosos materiales inéditos que hiciera copiar provenientes de los archivos del ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina y de la correspondencia intercambiaba con motivo del proyecto? En 1929, ante la falta de sanción de una ley por la que el estado argentino adquiriese su biblioteca – que reunía alrededor de 30.000 volúmenes- y su archivo, el hijo de Zeballos se vio en la obligación de poner en pública subasta algunas de las propiedades de su padre como libros, muebles y colecciones de mapas. En cuanto al cuerpo del archivo, compuesto por 318 cajas con documentación privada y de índole diplomática, decidió entregarlas en carácter provisorio al Museo Colonial e Histórico de la ciudad de Luján (provincia de Buenos Aires). En 1934, la sucesión de Zeballos procedió a la donación definitiva del archivo, agregando además el Atlas Histórico, 25 acuarelas y 11 sepias de A. Methfessel, un Atlas Topográfico, 20 planos y 289 fotografías entre las que figuraban 15 vistas de la guerra de Paraguay de jefes y personajes argentinos. Sin embargo, la serie de memorias, relatos y apuntes de protagonistas de la guerra de la Triple Alianza recogidos por Zeballos para la redacción de su historia de la guerra habían sido incluidas, en su momento, en la subasta ya mencionada y adquirida por el paraguayo Juan Bautista Gill Aguinaga, cuyo extraordinario archivo particular fue donado después de su muerte, en 1982, al estado paraguayo. [3]9
El estudio y análisis de los documentos reunidos por Zeballos, que hemos localizado hasta la actualidad en repositorios de Asunción y de Buenos Aires permiten adelantar algunos resultados: 1. Puede afirmarse que se trata del primer proyecto en Argentina de una historia general de la guerra; 2. Que en esa recopilación de testimonios aparece una multiplicidad de actores además de los militares: testigos civiles, mujeres, nacionales y extranjeros, lo que configura, a su vez, una multiplicidad de memorias; 3. Que el empeño de Zeballos en la recolección de testimonios provenientes del lado paraguayo exterioriza una nueva sensibilidad, la de hacer una historia respetuosa, situando a vencedor y vencido en un mismo plano historiográfico pero a la vez alejado de cualquier proceso de heroificación.
En esta síntesis de urgencia podría concluirse, entonces, que el estudio de los materiales de Zeballos tiene hoy una potencialidad grande para la mejor comprensión de la guerra del Paraguay en cuanto se trata de testimonios tomados de labios de los propios actores y una relevancia en sí mismos significativa como campo historiográfico.
ANEXO :
Nómina de las memorias, informes, relatos y entrevistas realizadas por E. Zeballos para su Historia de la guerra del Paraguay, recogidas hasta el presente momento y cuyo análisis está en progreso.
ACTORES PARAGUAYOS
Datos tomados de labios del coronel Juan Crisóstomo Centurión
Informes del Dr. Ángel Peña
Informes del Padre Fidel Maíz
Defensa de su actuación enviada a Estanislao Zeballos por el Padre Fidel Maíz.
Memorias del doctor José Segundo Decoud, ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay
Cartas enviadas a Estanislao Zeballos por Enrique Solano López
Memorias de la señora Concepción Domecq de Decoud
Memorias y recuerdos del sargento mayor Pedro Duarte, acompañado de croquis de la batalla de Yatay.
Memorias de la guerra del Paraguay por el general Patricio Escobar
Memorias de la guerra del Paraguay del general Bernardino Caballero
Informes del Sargento Mayor Julián N. Godoy
Informes del Capitán de Fragata Pedro V. Gill
Informes del Capitán Remigio Cabral
Carta de Bernardino Caballero a Estanislao Zeballos
Carta del Coronel Juan Crisóstomo Centurión
Apuntes de mi biografía para mis hijos, por el Capitán de Navío Romualdo Núñez (Copia)
Relato del auditor de guerra Juan Bautista del Valle (Copia)
Carta del General Bernadino Caballero a Estanislao Zeballos
Recuerdo de la Batalla del Riachuelo, por el Coronel Juan Crisóstomo Centurión
ACTORES ARGENTINOS
Recuerdo de la campaña del Paraguay, por Cándido López
Conversación con el General Luis María Campos
Informes del Capitán Martín Viñates
Memoria de José N. Alsina
Declaraciones del Teniente de Guardias Nacionales Pedro Alaman
Declaraciones del Coronel Manuel Reina
Informes del Capitán Benjamín Sastre
Apuntes del Coronel Juan Carlos Boer
Declaraciones del señor José Luis Madariaga
Testimonio del General Pedro P. Pico
Datos del General Eduardo Racedo
Informes de Manuel Vallejos
Informes del Práctico Antonio Valentino
Relatos del Dr. Juan B. Ambrosetti
Carta de Martín García Merou a Estanislao Zeballos
Carta de Adolfo Carranza a Estanislao Zeballos, 1888
ACTORES URUGUAYOS
*. Recuerdos de la guerra, por el Sargento Mayor Justiniano Salvañach
*. Informes del Dr. Joaquín Requena
*. Testimonio del Dr. Juan José Herrera
*. Informes del Dr. Ildefonso García Lagos
*. Entrevista con la familia del General Venancio Flores
TESTIGOS EXTRANJEROS
*. Declaraciones del Vice-cónsul francés residente en Paso de los Libres, Augusto Parmentier
*. Declaraciones de Jean Baptiste Verdier, colono de Paso de los Libres
*. Declaraciones de Santiago Guidice
*. Diario del cirujano mayor del ejército paraguayo Guillermo Stewart.
DESCRIPCIONES
*. Descripción de la ciudad de Goya, por Estanislao Zeballos
*. Descripción de la zona de Humaitá, por Estanislao Zeballos
*. Descripción de Uruguayana, por Estanislao Zeballos
*. Descripción de la batalla de Corrientes, por Estanislao Zeballos
NOTAS :
[2] Institución creada con el principal propósito de socorrer y ayudar a los veteranos que no recibían auxilio por parte del estado y a auxiliar a viudas, huérfanos e inválidos de la guerra porque, como se explicaba en los primeros números del Álbum, “es una verdad humillante y cruel que el gobierno argentino no ha aprendido todavía a evitar la desnudez o el hambre del ciudadano que supo dejar sobre las trincheras el brazo con que ganaba el pan”. La Asociación la presidía el General de División Joaquín Viejobueno, Vicepresidente 1º el Coronel Juan C. Boer, Vicepresidente 2º el Coronel José María Morales, como Secreatarios el Capitán de Artillería José C. Soto y el Coronel Faustino Miñones, como Tesorero el Coronel Ernesto Rodríguez, Protesorero el Teniente Coronel Luis N. Basail, los Vocales eran el General Luis María Campos, General José Ignacio Garmendia, Sargento Mayor Antonio M. Silva, Coronel Juan José Castro, Coronel Remigio Gil, Teniente Coronel Melitón Panelo, General Lorenzo Winter; como vocales suplentes el Coronel Abraham Walker, el Comodoro Rafael Blanco, el Coronel Carlos Smith y el Coronel Manuel Fernández Oro. La Asociación estaba vinculada con su similar brasileña, el Club de Protección de los Voluntarios de la Patria y Honorables Oficiales del Ejército, presidida por el Teniente Coronel José J. Ramos Ferreira.
[3] Album de la Guerra del Paraguay, Buenos Aires, 1º de febrero de 1893, Nº 1. La publicación aparecería con una periodicidad quincenal, entre 1893 y 1896 con un total de entregas de 44 números. Contaba con suscriptores argentinos y uruguayos.
[4] Zeballos conoció a Bernardino Guastavino en 1882 pero no recogió su testimonio personal. Fue en 1888, ya aquel fallecido, cuando obtuvo de la familia del práctico el Diario de Navegación y el cuadro del combate de Riachuelo, que aquel hiciera pintar, “único y auténtico cuadro de lo ocurrido en ese combate”. En Ibídem. Zeballos lo califica como el mejor práctico que actuó durante la guerra. En REPÚBLICA DE PARAGUAY, Museo y Archivo Histórico Militar, Colección Juan Bautista Gill Aguinaga,Sección Estanislao Zeballos (en adelante SEZ), Informes de Santiago Guidici, 1888.
[5] Thompson llegó al Paraguay en 1858 y sirvió al gobierno hasta el 30 de diciembre de 1868 en que fue tomado prisionero por los aliados en Angostura, después de la batalla de Itá Ybaté, en que quedó destruido el ejército paraguayo. En 1871 regresó al Paraguay y el presidente Jovellanos le encomendó la dirección de los ferrocarriles hasta 1876, en que falleciera. La primera edición de la obra de Thompson, apareció en Buenos Aires, en 1869, traducida al español por D. Lewis y A. Estrada.
[6] Buenos Aires, Imprenta Americana, 1870, 495 páginas. Primera edición en 1869. Mastermann había arribado a Asunción en 1861, para incorporarse como farmacéutico principal del ejército.
[7] Boston, 1871, 2 Volúmenes
[8] Como puede comprobarse también en José Manuel Estrada, Ensayo histórico sobre la revolución de los comuneros del Paraguay y la guerra de 1865, Buenos Aires, 1865; Vicente Fidel López, Historia Argentina, Buenos Aires, 1896; Mariano Pelliza,Historia Argentina. Buenos Aires, 1897, los dos últimos, textos didascálicos. El mismo Álbum de la Guerra del Paraguay muestra, en sus contenidos, la misma argumentación; así, puede verse, por ejemplo, el elogioso artículo dedicado al Coronel Juan Francisco Decoud, paraguayo, Comandante de la Legión Paraguaya, perteneciente al Ejército Argentino durante la guerra contra el Paraguay. En este escrito puede leerse que “existía comunidad de ideas, solidaridad de aspiraciones entre los argentinos y paraguayos liberales y la guerra proclamada no se dirigía contra aquel valiente y desgraciado pueblo sino contra el tirano que lo oprimía”. (Buenos Aires, 15 de febrero de 1893, Nº 2). También, en la misma línea, puede leerse en el número 3 de dicho Álbum, correspondiente al 1º de Marzo de 1893: “la guerra del Paraguay fue una cuna y una tumba. Mató un despotismo, mató una monarquía y creó las dos repúblicas que faltaban en la armonía de la América. Por su virtud, la América es hoy la tierra de la República, desde el estrecho de Magallanes hasta el seno del golfo mejicano y por su virtud es ya un dogma en ella que no son más posibles las dictaduras vitalicias y las tiranías hereditarias”.
[9] Así lo refiere en Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, 1907, N° 30.
[1] 0 Se refería a la misión diplomática de Manuel Quintana en Asunción con vistas a finiquitar los arreglos definitivos de paz, límites y comercio, que ese año se diera por fracasada y los avatares que presagiaba la cuestión de límites con el Paraguay que ya se erigía como el nudo gordiano de las negociaciones postbélicas.
[1] 1 Entre las más importantes figuran Estudio Geológico sobre la provincia de Buenos Aires. Una excursión orillando el río de la Matanza (1876), Informe sobre el túmulo prehistórico de Campana (1878), La Conquista de las 15.000 leguas (1878), Descripción amena de la República Argentina: el primer tomo de esta serie fue Viaje al país de los araucanos (1881), el segundo Viaje a la rejion del Trigo (1883), Viaje a través de las Cabañas (1888). También Calfucurá y la dinastía de los piedra (1884), Painé o la dinastía de los zorros (1886), Cancionero Popular (1905).
[1] 2 Correspondencia literaria, histórica y política del general Mitre, Buenos Aires, 1912, tomo 3.
[1] 3 REPÚBLICA ARGENTINA, Museo Enrique Udaondo, Archivo Estanislao Zeballos (en adelante AEZ), Caja 136, Buenos Aires, 13 de mayo de 1884.
[1] 4 AEZ, Caja 136, Buenos Aires, 13 de mayo de 1884.
[1] 5 El ministro argentino residente en Asunción en 1888, Martín García Merou le facilitó un cuaderno en el que el representante diplomático había redactado una síntesis de la historia del Paraguay hasta el período de la posguerra. En SEZ, Carpeta Nº 121.
[1] 6 REPÚBLICA ARGENTINA, Museo Mitre (en adelante MM), Archivo Inédito, AIII C26 C3 N° 7663. El Atlas concitó de inmediato el interés no sólo de Mitre sino también de aquellos que habían participado en la guerra en calidad de geógrafos y cartógrafos. Entre la correspondencia intercambiaba entre Mitre y Zeballos figura una carta del Teniente Coronel de Ingenieros Roberto Chodaciewitz a Mitre, fechada el 2 de marzo de 1886 en Corrientes, expresando gran interés por el proyecto del Atlas y alude a algunas publicaciones al respecto. Chodaciewitz había hecho la guerra del lado argentino.
[1] 7 El mismo Zeballos relataría veinte años después estas impresiones en ocasión de un agasajo a la delegación paraguaya en Buenos Aires. En Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, 1907, N° 30.
[1] 8 SEZ, Carpeta 141.
[1] 9 Ibídem
[2] 0 Revista de Derecho, Historia y Letras...cit.,Buenos Aires, 1907, Nº 30.
[2] 1 SEZ, Carpeta 141.
[2] 2 SEZ, Carpeta 136.
[2] 3 SEZ, Carpeta 149.
[2] 4 Ibídem
[2] 5 Ibídem, Carpeta 130.
[2] 6 Ibídem, Carpeta 118.
[2] 7 Ibídem, Carpeta 137.
[2] 8 MM, Archivo Inédito, AIIIC26C3 N° 7665. De Estanislao Zeballos a Bartolomé Mitre, Buenos Aires, 27 de abril de 1888.
[2] 9 SEZ, Carpeta 131
[3] 0 Informes que para Zeballos no tienen credibilidad por venir de una persona incolora e insípida. En SEZ, carpeta 141.
[3] 1 Buenos Aires, 1895.
[3] 2 Buenos Aires, 1896.
[3] 3 Buenos Aires, Compañía Sudamericana de Billetes de Banco Asunción, 1906.
[3] 4 AEZ, Caja 231, 15 de mayo de 1896.
[3] 5 AEZ, Caja 241, Asunción, 11 de septiembre de 1908.
[3] 6 AEZ, Caja 241, Asunción, 25 de junio de 1908.
[3] 7 En los ámbitos intelectuales y académicos de Argentina y de Paraguay se tenía conocimiento de los trabajos de Zeballos en torno a la redacción de su Historia de la guerra En efecto, en el tomo de la Revista de Derecho, Historia y Letras dedicada a la memoria de su director apenas conocido su deceso, Ignacio Garmendia, en un breve artículo dejó constancia que Zeballos, “en los últimos tiempos, aunque ya enfermo, se dedicaba con mayor empeño al libro sobre la guerra del Paraguay, que deja fatalmente inconcluso, para el cual le presté mi álbum pictórico sobre la contienda”. También Rodolfo Rivarola en el mismo número: “Es de todos sabido que queda en su archivo copiosísima documentación histórica y en sus escritos inéditos una obra extensa, en varios volúmenes, la historia de aquella campaña militar y de sus consecuencias políticas”.
[3] 8 Juan Beverina, La guerra del Paraguay, Buenos Aires, 1921. El desarrollo de las operaciones militares queda relatado en siete tomos, poniendo énfasis en las operaciones llevadas a cabo en territorio argentino y brasileño. No obstante ser contemporáneo, Beverina no menciona el proyecto de Zeballos.
[3] 9 Por el decreto N° 37142 de fecha 28 de diciembre de 1982 el gobierno aceptó la donación comunicada por la señora Alice Ayala de Gill Aguinaga del museo Juan Bautista Gill Aguinaga, consistente en colecciones de monedas, documentos antiguos y libros. La donación la había formalizado Gill Aguinaga por escritura pública de fecha 10 de noviembre de 1982.
REFERENCIA ELECTRÓNICA : LILIANA M. BREZZO, « La guerra del Paraguay a través de la memoria de sus actores: el proyecto historiográfico de Estanislao Zeballos », Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Coloquios, 2006, [En línea], Puesto en línea el 01 febrero 2006. URL : http://nuevomundo.revues.org/1677 . Consultado el 28 octubre 2010.
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