FUNDICIÓN DE YBYCUI
PRESIDENCIA DE CARLOS ANTONIO LÓPEZ
1. TÉCNICOS EXTRANJEROS.
Los bocetos históricos que dan a conocer curiosas modalidades de nuestras pasadas industrias y actividades, con prescindencia de su faz política, van a entrar en un período de mayor interés aun, pues se detallará en ellos los nombres y actuación de una gran cantidad de técnicos que vinieron contratados a nuestro país antes de la guerra, como ingenieros, mecánicos, médicos, arquitectos, artistas, etc., habiéndose ya mencionado algunos en el curso de dichos trabajos.
La nómina de dichos técnicos, muy bien pagados por lo general y algunos con honorarios verdaderamente regios para la época, abarca una vasta serie que arrancando del año 1850 llega hasta la guerra, y comprende no menos de unos doscientos, de cada uno de los cuales se dará las mayores noticias posibles.
El sólo enunciado de esta cifra es tan elocuente que hoy nos cuesta trabajo concebir tan siquiera que tal cantidad de técnicos extranjeros hayan actuado en nuestro país en tiempos en que apenas se esbozaba la organización nacional.
Ciertamente, no actuaron todos a la vez, pues algunos vinieron en reemplazo de los que iban cumpliendo sus contratas o se retiraban del servicio.
Pero con todo, jamás se hubiera creído que tan gran número de competentes profesionales, cuidadosamente seleccionados casi todos, hubieran llegado a trabajar tan intensamente como lo hicieron en levantar el viejo Paraguay a la asombrosa altura que con razón alcanzó antes de su gran desastre.
Este sólo dato que surgirá de esta serie de bocetos, revela a la par del eficaz concurso que el elemento extranjero prestó al engrandecimiento nacional, la inmensa depresión en que nos debatimos posteriormente, sin posibilidad material de obtener verdaderos técnicos, siquiera para fundar una modesta escuela de artes manuales como las que organizaron prácticamente aquellos, formando a su lado un gran número de competentes operarios hijos del país, en medio de las premiosas atenciones a que debían dar cumplimiento.
Apenas si hemos podido traer uno que bien caro nos cuesta. Y cuando hemos tenido alguno bueno como Littemberg para obras portuarias, no se ha tenido en cuenta sus consejos ni se ha sabido aprovechar su competente labor ni sus conocimientos.
Y ahí está una consecuencia: nuestra bahía vuelve a cerrarse ante nuestra inacción rayana en incuria, no obstante poseer elementos de dragado suficientes y modernos para impedirlo, según la oportuna advertencia que hiciera el jefe del tren de dragado argentino que vez pasada nos sacó del atolladero, y nada hemos hecho o intentado siquiera en el sentido de impedirlo o cuando menos de mantener limpio el canal abierto ha poco, con sólo recorrerlo una vez cada seis meses.
Y valga esto como ejemplo. Con incuria tal, jamás daremos un paso adelante, ni con los mejores técnicos, ni con los mejores elementos que lejos de conservar y de cuidar, sólo sabemos destruir y malograr, del mismo modo que con un excelente y abundante material bélico, adquirido para la defensa nacional, sólo hemos sabido utilizarlo para destruirnos, cumpliéndose el fatídico augurio que al verlos desembarcar hiciera alguien que ha resultado profeta en su tierra - cuando dijo -: “Ahora habrá revoluciones hasta que se queme el último cartucho”.
Para esto nos pintamos solos. En esto somos insuperables. Vendrán técnicos para estudiar tarifas aduaneras, para organizar servicios policiales, pero no para la producción, ni las industrias, ni las artes, ni ferrocarriles ni cosa alguna benéfica o de positivo progreso.
He ahí la diferencia que va de ayer a hoy en estas materias, sin entrar a estudiar instituciones ni constituciones ni regímenes de gobierno.
Doscientos técnicos contratados que trabajaron en nuestro país en ese período de quince años en que se inició y se intensificó la obra de construcción de nuestra nacionalidad, es algo inverosímil y hoy parecería fantástica leyenda o caprichosa afirmación si no fuera porque se va a hacerlos desfilar y conocer uno a uno con sus pelos y señales en las monografías en curso de publicación.
2. NOTICIAS GENERALES.
Un extranjero conocido, el doctor Guillermo Stewart, ex decano del cuerpo médico en el Río de la Plata, que prestó servicios a nuestro país desde mediados de 1862 y durante la guerra hasta casi nuestros días, refería que cuando fue contratado junto con otros profesionales para venir al Paraguay, había recibido análogas ofertas del Japón, que por entonces, a igual que nosotros, buscaba también técnicos en Europa para iniciar la transformación de aquel remoto país. El doctor Stewart, así como muchos de sus compatriotas después, optó por venir al Paraguay que empezaba a ser conocido en el viejo mundo y donde, desde años atrás, ya habían venido a prestar servicios otros connacionales suyos.
“Dos pueblos tan lejanos y misteriosos como el Paraguay y el Japón, perdido el uno en los confines de los mares asiáticos e inaccesible hasta entonces a las miradas de la civilización occidental, y el otro encerrado en el corazón del nuevo mundo donde fue un tiempo centro y emporio de la colonización hispánica, y teatro de agitaciones memorables y luego claustro herméticamente cerrado a los ojos extraños durante la larga dictadura vitalicia que transformó hasta la índole de la población, algo tenían ambos de común, en su prolongado aislamiento no obstante pertenecer a continentes tan distintos y ser justamente los antípodas uno de otro.
Tenían también de común su unidad étnica que ha conservado aquél y hemos perdido nosotros, sus virtudes heroicas que los han hecho capaces de las más grandes empresas, su admirable estoicismo y resistencia a las más rudas fatigas, su prodigioso espíritu de asimilación y su amor idolátrico a la tierra nativa.
Uno y otro iniciaron casi a la misma hora el proceso de su transformación rompiendo paulatinamente la cáscara de su aislamiento para incorporarse a las corrientes del progreso moderno, y sus primeros y felices ensayos llamaron justamente la atención, presagiando las sorprendentes conquistas que lograron llevar adelante y que los alentaron en sus grandes conflictos e hicieron pujante al país del “Sol Naciente”, en tanto que nosotros, menos afortunados, sucumbimos después de una promisoria iniciación y de haber llegado a ocupar también un puesto de primer orden en el concierto de los pueblos americanos.
Gran número de competentes técnicos extranjeros realizaron en poco tiempo este milagro en el imperio del .Sol Naciente.. Al Paraguay vinieron, así mismo, muchos otros acaso antes aún que al Japón, en número que no bajó de doscientos.
Una de sus primeras creaciones fue la famosa fundición de Ibycuí, elogiosamente mencionada en todas las obras y descripciones de viajes que sobre nuestro país llegó a escribirse, y posteriormente el arsenal y astillero, la vía férrea, el telégrafo y otras obras que se irán detallando sucesivamente, comenzando hoy por la primera, como continuación y complemento de lo que ya se ha dicho de nuestra riqueza minera.
“Los productos del reino mineral, decía a este respecto Du Graty (Alfred du Graty: Minerales del Paraguay (traducción del capítulo respectivo de su Histoire du Paraguay), Asunción 1902), son todavía poco explotados en el Paraguay (y lo siguen siendo hasta ahora); sin embargo, agrega, el gobierno ha establecido en el distrito de Ibycuí, desde 1854 (desde 1850 en realidad), una fundición para el beneficio al carbón de leña de los minerales de hierro de Quiquió, Caapucú y San Miguel. Esta fundición, aunque montada en pequeña escala, podría adquirir inmediatamente grandes proporciones, si fuese necesario, y bastar a las necesidades del consumo interior, objeto principal de su fundación, pues el gobierno del Paraguay ha querido, con razón, que en circunstancias extraordinarias el país no dependiese de la industria extranjera para proporcionarse el hierro, agente indispensable de la riqueza y del poder de los pueblos.
“La fundición está situada en un valle muy pintoresco, al pie de la Cordillerita, en cuyo fondo corre un arroyo que, por medio de una barrera sólida, produce un caudal de agua que pone en movimiento los bocartes y la máquina de soplar. Los grandes y altos bosques de los alrededores suministran madera necesaria para hacer el carbón, y en el valle mismo se encuentran tierras de excelente calidad para la fabricación del mineral refractario y de los moldes. La experiencia ha probado que los ladrillos refractarios de esa fundición soportan mucho mejor y por más tiempo la acción del fuego, que los que se traían antes de Inglaterra, con grandes costos.
“Vastos edificios, talleres y cobertizos, de construcción sólida, forman con un alto horno un conjunto de muy buena disposición. Ese horno admite una carga de 5.000 libras de mineral y de fundente, y consume, por carga, un peso igual de carbón de leña, dando cada doce horas, de 1.000 a 1.100 libras de fundición, con el empleo de una mezcla de mineral oligisto de Quiquió, y de hierro oxidulado de San Miguel, en la proporción de 3 a 1, resultado satisfactorio como se demostrará más adelante (menciona después los análisis comprobatorios).
“Al principio se beneficiaba exclusivamente el oligisto de Caapucú que contenía de 40 a 50 por ciento de hierro, pero la extracción de ese mineral experimentó algunas dificultades a consecuencia de la invasión del agua en las galerías de la mina, y ahora se trabaja el oligisto de Quiquió mezclado con el mineral oxidulado de San Miguel. El fundente empleado es la marga calcárea de los alrededores de Paraguarí; para dos partes de mineral se hace uso de una parte fundente, proporción que parece muy conveniente para el tratamiento de la mezcla antedicha, como lo prueba la naturaleza de las escorias y de la fundición obtenida”.
Acerca de las cualidades del producto obtenido, se expresa como sigue:
“Ese mineral conserva su calidad magnética después de la calcinación, aunque por la presencia: de una pequeña parte de manganeso, esa propiedad disminuye. Los ácidos lo atacan con bastante dificultad, está formado de capas muy espesas, cuya superficie está coloreada por el peróxido de hierro.
“La materia fundida obtenida en la fundición de Ibycuí es de muy buena calidad. Personas competentes en metalurgia, a las que han sido sometidas diferente muestras, son de opinión unánime a este respecto. Unas muestras enviadas a Charleroi, uno de los grandes centros de la industria metalúrgica de Bélgica, para su examen y clasificación industrial y su análisis químico en el laboratorio de ensayos de Mr. Van Bastelaer, han dado lugar a informes muy favorables que pueden resumirse del modo siguiente: las dos muestras son muy puras; pero no contienen más que dos proporciones moderadas de silicium y de carbono, y no presentan ninguna señal de azufre o de fósforo, como lo prueba su análisis, y como lo indica por otra parte la ausencia de la tinta característica de las fundiciones que contienen esas substancias; son dulces, fuertes, tenaces y relativamente muy forjables. Se aplanan bajo el martillo y aún bajo una fuerte presión. Se liman y se dejan burilar fácilmente, y la sierra las penetra sin dificultad. En láminas delgadas se doblan notablemente, y aún se logra extenderla bajo el martillo.
“Como fundiciones de refinación, darían un hierro fuerte en partículas finas, acerosas. Son eminentemente propias para láminas de hierro batido de primera calidad, grandes piezas mecánicas, vigas pequeñas, piezas de gran tamaño, etc...
El autor citado cuya autoridad en la materia es notoria, por lo que se reproduce los párrafos transcritos de su capítulo sobre el particular, termina diciendo lo siguiente: .La fundición de Ibycuí, cuya organización y los trabajos que en ella se ejecutan también recibirán sin duda la aprobación de los metalúrgicos más inteligentes, no presenta más que un inconveniente, el estar un poco distante de las grandes vías de comunicación fluvial; pero bien pronto estará unida a la capital por el camino de hierro en construcción, del cual se dirigirá una ramificación a ese punto. Si más adelante se quisiera dar mayores proporciones al establecimiento, y la corriente de agua no fuera suficiente en tiempo de seca para servir de motor, nada sería más fácil que establecer una máquina a vapor”.
La proporción del mineral de hierro es también bastante elevada, si se considera que las más ricas minas no rinden más del 50 %, pudiendo clasificarse las nuestras entre las medianas.
En los siguientes capítulos se hará mención especial de los diferentes técnicos que dirigieron el establecimiento desde sus primeros ensayos en 1850 hasta la guerra en la que llegó a prestar eficaces servicios.
Es de esperar que en tiempos no lejanos vuelva a funcionar, prestando también su concurso a las artes de la paz y del progreso (En el Almanaque de 1860 se menciona la fundación del establecimiento).
VISTA PANORÁMICA DE LA FUNDACIÓN YBYCUÍ - 1863
21. ALGUNOS DE LOS TRABAJOS DE LA FUNDICIÓN.
Vencidas definitivamente las dificultades de los primeros ensayos, propios de toda nueva instalación, y sobre todo de una industria de este género en el país y en los tiempos en que fue implantada, como se ha visto por las diversas peripecias que precedieron a su funcionamiento, la fundición llenó su cometido y llegó a prestar valiosos servicios.
Destinada de preferencia a secundar la defensa nacional, que era por entonces el problema magno, bien se explica que casi todas sus actividades tenían que circunscribirse a dicho objetivo, y que no fuesen las industrias de la paz, sino las de la guerra las que forjaron en sus fraguas el utillaje productor.
Acerca de sus trabajos ha escrito Du Graty que .una parte de la materia fundida se remite al Arsenal de construcción de la Asunción; sin embargo, agrega, la mayor parte de las grandes piezas y muchos trabajos de ejecución delicada se hacen en la misma fábrica donde se han fundido muy bellos y buenos cañones y gran número de proyectiles compactos y huecos. La refundición de las goas se hace en hornos dispuestos con ese objeto y en todo semejantes a los empleados en Europa Los talleres de la fragua que contienen también hornos, se ocupan en el montaje y ensambladura de los objetos formados por medio de la reunión de diferentes piezas de fundición..
La fundición de Ybycuí era así en nuestro país una pequeña región del Rhur en miniatura, elaborando febrilmente material bélico bajo la superior dirección del ingeniero jefe Mr. Whytehead, director del arsenal de la capital, del fundidor Mr. Newton y del .inteligente oficial. Julián Insfrán, que sucedió a
Elizardo Aquino, habiéndose formado al lado del primero y luego de Thompson (C. H.).
Entre otros objetos fabricados en Ybycuí puede verse ejemplares de los grandes morteros para desmenuzar azufre, de que hay dos en el Museo y otro en el Instituto Paraguayo, así como las artísticas escalinatas de caracol que adornaban la residencia de don Carlos Antonio (ahora demolida) y el club Nacional en el salón de fiestas que ocupó después el tribunal de jurados.
El Mensaje de D. Carlos Antonio al Congreso de 1857 dice, por su parte, que “se ha fundido en la fábrica de hierro (a esa fecha, se sobreentiende) catorce cañones de á 24, un gran número de balas de todos calibres, bombas y otros muchos objetos. Los cañones - agrega - pronto serán trasladados en el Arsenal. En este establecimiento - prosigue - se prepara una fundición de cañones y otros objetos a evitar las dificultades que sufre el traslado de las piezas de gran peso que se trabajan en la fábrica de hierro”.
El mismo documento informa que se había tenido el propósito de construir un ramal ferroviario desde dicha fábrica hasta Paraguarí, con rieles que elaboraría la fundición, con el evidente objeto de facilitar el trasporte a la capital; pero tal proyecto que hubiera sido de indudable beneficio, no se llegó a realizar, seguramente por el gran recargo de trabajo que pesaba sobre el establecimiento así como por la escasez de material.
Para dar idea de los trabajos de artillería gruesa hechos en aquel establecimiento, nada mejor que transcribir las siguientes informaciones fragmentarias que a continuación se extracta, tomándolas de .El Semanario., sin perjuicio de completarlas después con diversos documentos del archivo:
Nº 636.- (Junio 30 de 1866).- “BALAS Y BALAS. Ayer tarde uno de los trenes que llegó de Paraguarí ha traído un vagón lleno de este artículo de diferentes calibres procedente de la fábrica o fundición de Ybycuí; el cargamento (agrega en tono irónico y festivo) es de actualidad y a fe que tiene un consumo no escaso... Y habrá en abundancia por que la mina de Ybycuí recién empieza a dar su abundante y rico contingente.
“...Sabemos (prosigue) que se están vaciando cañones rayados y entre ellos hay algunos de calibre de 120. Tanto mejor: de esto se deduce que queremos hablar un poco más fuerte con la escuadra que lleva el título de aliada y que no aparece más que brasilera..
Nº 641.- (Agosto 4).- “NUEVO CAÑÓN. Un grueso cañón rayado ha llegado por los trenes de la semana anterior de la fundición de Ybycuí con su correspondiente comitiva que es bastante abundante. Este gordo criollo pronto pasará a reunirse con otros que están con las bocas abiertas en frente del enemigo”.
Nº 660.- (Diciembre 15).- “MORTEROS. Después de los obuses de a 120 de que hablamos días pasados haberse enviado y que fueron de muy buen éxito, el viernes de la semana anterior se han probado los morteros de igual calibre y que sabemos que han sido también de satisfacción de los peritos de esa materia. Actualmente se están construyendo en la fábrica de Ybycuí y con mucha actividad otros de calibre 150 a 200”.
Las construcciones iban en proporción creciente, tanto en cantidad de proyectiles como en calibre de las piezas, como lo demuestran estas otras informaciones que corresponden ya al año siguiente (1867):
Nº 675.- (Marzo 30, 1867).- “CAÑÓN MONSTRUO. El gran cañón guaraní nació en Ybycuí: pesa cerca de mil arrobas; fue muy festejado en su tránsito por la capilla de Paraguarí, ese lugar célebre por la gloriosa acción del año 1811 en que el cañón enemigo, después de tanta ostentación fue enmudecido y arrollado por la pujanza de nuestros bravos... Al pasar por Paraguarí la pieza mencionada, se dieron vivas a la Patria y al Mariscal López, y las mujeres entusiasmadas no desdeñaron ingresar entre los conductores, diciendo que deseaban formar entre sus hermanos para tirar el primer cañonazo contra los enemigos de nuestra patria.
“Por el tránsito se efectuaban otras demostraciones de satisfacción y alegría de las hijas de la patria.
“Al llegar a la capital fue objeto de entusiastas vivas, haciéndose más resaltante el entusiasmo cuando el cañón se acercaba al arsenal, donde igualmente las campanas hicieron vibrar su majestuoso sonido en medio de la algazara de los ingenieros y operarios que salieron a darle la bienvenida. Las mujeres lo empujaban con algazara y repetidos vivas, y pedían a voces que se les permitiese ir al Ejército nacional y arrojar balas y bombas contra los enemigos. He aquí el festejado recluta de que hemos hablado en nuestro número anterior”.
Nº 674.- (23 de marzo).- “Reclutas. Entre los nuevamente enrolados ha llegado uno por vía férrea de la fábrica de Ybycuí, y a la fe que es por demás robusto y de una complexión fuerte, lo que nos hace esperar que se desempeñará como corresponde en su puesto de honor.
“La llegada de este recluta a la capital fue objeto de un pequeño festín: hombres y mujeres corrieron a la estación San Francisco (así se llamaba entonces la estación central del ferrocarril y “plaza San Francisco” a la actual plaza Uruguaya) cuando se supo la venida de este pasajero para saludarlo y festejarlo, y a la verdad, el monstruo es digno de tal obsequio.
“El enorme recluta es muy guaraní... Va a recibir las primeras lecciones de táctica de artillería para enseguida colocarse en el frente”.
Las expansiones de júbilo con que fue recibido se explican perfectamente si se recuerda los sueltos análogos con que fue saludado el “abuelo” no ha mucho (cañón de 20 del “CONSTITUCIÓN”).
Los que siguen se refieren al famoso cañón “CRISTIANO” fabricado con las campanas de las iglesias, idea sugerida probablemente por el dibujante del arsenal, Mr. Hunter, a estar a un borrador de comunicación del oficial 1º del ministerio de guerra, Francisco Bareiro, de fecha 28 de diciembre de 1866 al cuartel general, en que se lee el siguiente párrafo: - “Mister Hunter ha expuesto que se puede fundir un cañón de 100 libras, en 5 toneladas de hierro bueno; pero que no siendo el que tenemos de la mejor calidad, se puede vaciar en 8 ó 9 toneladas; y también de bronce, recogiendo las campanas rotas que hubiese en la campaña, y el de este calibre será suficiente para los encorazados”. Se utilizaron al efecto averiadas y sanas y a esta pieza se refieren las siguientes noticias:
Nº 677.- (Abril 18, 1867).- “GRAN CAÑÓN. Las iglesias de la república han hecho una ofrenda al Jefe Supremo para la defensa Nacional. Las campanas de sus torres han sido ofrecidas y descolgadas con el mayor regocijo, para que en nombre de los derechos ultrajados de la Iglesia Paraguaya, se fundan cañones que aumenten los elementos de resistencia y hagan escuchar sus ecos terribles en los campos de batalla.
“Los bronces sagrados que servían para congregar a los fieles en la casa de Dios; que con sus alegres repiques anunciaban la paz y la concordia de un pueblo religioso, y que en lúgubres tañidos hacían el duelo de los cristianos que pagaban el tributo de esta vida efímera y transitoria, se han comenzado a transformar en un horroroso cañón condigno y sublime baluarte de la Justicia y del Derecho de nuestra santa causa.
“Ese formidable cañón representa el signo que Constantino escribió sobre el lábaro de la fe. Su primera detonación en el campo de batalla será la campanada postrera que anuncie el último estertor de agonía de esa moribunda alianza que tiene abiertas ya las puertas del osario (Tal era la decisiva importancia que se atribuía a esa construcción).
“La orgullosa escuadra del Brasil, sigue diciendo, caerá yerta al golpe acerado de las balas que el gran cañón cristiano va a vomitar sobre los blindados y coraceros. (Se comprende que tales expresiones en épocas de guerra, antes como ahora, tenían por objeto capital alentar a los que luchan).
“He aquí (prosigue) la, concisa biografía de nuestro beato adalid... Como hemos dicho al principio, todas las Iglesias de la República han puesto el contingente de campanas para la elaboración de cañones. Se ha fundido en la fábrica de Ybycuí. Tiene de peso 980 arrobas. Entró a esta ciudad entre repiques, músicas y la alegría popular el 25 del próximo pasado a las seis de la tarde: pasó la noche en la estación de &. Francisco y fue recibido al día siguiente en el arsenal de guerra por otro compañero de hierro (fabricado, según una nota explicativa, con las bombas, cascos, proyectiles y balas arrojados por la escuadra profusamente y del que hay material para ciento: tal es la profusión y prodigalidad con que el imperio gasta sus municiones sobre
nuestros indefensos buques, que los tienes ten con ten), que lo esperaba con ansias y cuyo calibre quizá hace competencia con nuestro buen cristiano. No hay coraza que resista a la fuerza de sus acerados proyectiles.
“Sabemos, agrega, que se trabajan otros de la misma calidad. Así que muy luego tendremos en el campo de batalla una buena batería de cristianos piadosos que harán fervorosas oraciones para la extirpación de los herejes imperiales, la destrucción y muerte de los protestantes republicanos y el completo restablecimiento de la paz, que Dios Cristo predicó al género humano y que el Brasil y sus aliados no quieren practicar con el pacífico Paraguay que les ha enseñado el Evangelio con los cristianos y amorosos cañones.. (El subrayado es del original).
Otra información a su respecto decía lo siguiente:
Nº 694.- (Agosto 11).- “EL CRISTIANO. Hemos visto que este buen recluta ha estornudado en la trinchera de Curupayty y que ha dado duro a la coraza del Barroso.
“Que vengan los blindados, que se asomen por la vecindad del Acaberá y del Cristiano para pasar no a Humaitá, sino a la otra vida, y para que Ignacio con Caxias y Mitre canten el de profundis..
Se ha conservado en estas informaciones el texto del original que contribuye a dar idea del ambiente, y como aún queda mucho que decir al respecto, se seguirá mencionando otros trabajos de la fundición (El cañón “cristiano” es exhibido actualmente en el Museo histórico de Luján.).
CROQUIS GENERAL DEL ESTABLECIMIENTO DE LA FUNDICIÓN DE HIERRO DE YBYCUÍ – ENTRE 1863 – 1870
REFERENCIAS
El punto (y) indica el lugar donde la represa ha sido enderezada y ampliada. De (a) a (g) hay 80 varas con 20 de ancho en la parte más angosta. Las letras (c) y (d) corresponden a los nuevos tablados; el primero de 27 varas y el segundo de 19. La línea (b) indica la antigua represa; (e) y (f) son los tablados que cubren la muralla; los tres puntos exteriores (i) son las murallas o estribos que sirven de contención a la barranca; (m) muros que refuerzan el tablado; (n) espacio empedrado en el lecho del arroyo; (c) es el punto donde está colocada la portada. La plaza contigua tiene dos cuerdas de extensión y 77 de ancho. Al extremo sur mide 60 varas y al norte 29. (Las diversas dependencias van indicadas en el mismo croquis). 1) Galpón: Depósito de minerales. 2) Galpón: Depósito de carbón. 3) Rambla de alzar carbón y mineral en el alto horno. 4) Casa de la máquina. 5) Puente. 6) Mástil de la bandera. 7) Galpón de material. 8) Almacén. 9) Habitación de artesanos. 10) Maestranza. 11) Comandancia. 12) Cuartel. 13) Cocina y despensa. 14) Corralón. 15) Carcelería. 16) Guardia. 17) Cementerio. 18) Canal de agua de la máquina. 19) Picota o cuadranas. 20) Ilegible. 21) Hospital (parece decir). 22) Cocina (parece decir).
22. CARBÓN DE PIEDRA Y HIERRO
Cuando los apremios de la guerra obligaron a aumentar las actividades de la fundición de Ybycuí llevándolas al máximun, se pensó también en la posibilidad de hallar por las inmediaciones o en esa región minas de carbón de piedra como se había hallado las de hierro, circunstancia que hubiera contribuido eficazmente a apresurar los trabajos de dicho establecimiento donde día y noche se fundía cañones de gruesos calibres y sus correspondientes proyectiles según va visto y se seguirá detallando en las publicaciones dedicadas a describir sus trabajos.
A falta de carbón de piedra tenía que emplearse el carbón vegetal distrayendo al efecto gran cantidad de personal en su elaboración y transporte de los bosques inmediatos.
Habiéndose tenido noticias de la probable existencia de dicho mineral en las inmediaciones de Encarnación, fue comisionado uno de los técnicos del arsenal, dibujante Miguel Hunter, a reconocerlo y en fecha 28 de diciembre de
1866 el oficial primero del ministerio de guerra en la capital Francisco Bareiro daba cuenta del resultado al cuartel general en los siguientes términos, según el borrador que se conserva de dicha comunicación:
“¡Viva la República del Paraguay!
“Exmo. Señor.
“Tengo el honor de elevar respetuosamente al Supremo conocimiento de V. E., que el ingeniero Mr. Hunter se halla de regreso de la Villa Encarnación trayendo en dos cajones muestras del carbón de piedra que habría encontrado en pequeños depósitos por sus inmediaciones, desde las tres cuartas hasta una vara debajo de tierra sin haber podido dar con la mina a falta de instrumentos necesarios para esos reconocimientos; de cuyos cajones envío a V. E. el uno por el Yberá.
“Mr. Hunter ha traído igualmente algunas muestras de hierro y bronce (¿cobre?) sacadas también de las minas de las inmediaciones de dicha Villa, y otras muestras de piedras para imán cuya mina dice se halla en Yuty y que es el mejor hierro. Que en Cordillerita hay una mina de acero que sirve también para lápiz (¿grafito?).
“Mr. Hunter ha expuesto que se puede fundir dice cañón de 100 libras, en 5 toneladas de hierro bueno; pero no siendo el que tenemos en la mejor calidad, se puede vaciar en 8 o en 9 toneladas y también de bronce, recogiendo las campanas rotas que hubiere en la campaña, que el de este calibre será suficiente para los encorazados.
“Mr. Newton ha propuesto que se le mande de Humaitá uno de los cañones de 68 para rayar y dejarlo con calibre de 150 libras, cuando fuese de la suprema aprobación de V. E. Por escasez del hierro para balas, está haciendo sacar algunos restos de máquinas del “Río Blanco”, pero me asegura que no habrá más de 10 toneladas con las que no se cuenta sino una existencia de 50 dichas poco más o menos.
“Es cuanto tengo el honor de participar a V. E. Francisco Bareiro”.
En un artículo anterior y como parte integrante de esta misma serie relacionada con las industrias nacionales, se dio a conocer algunas noticias sobre minas de carbón de piedra cuya existencia aseguraba otro técnico, Silvestre Weilman al presentar la propuesta para su reconocimiento.
La otra parte de la indicación de Hunter relacionada con la utilización del bronce de las campanas de las iglesias para las fundiciones, lo cual se llevó a cabo, parece haber dado origen al famoso cañón cristiano de que se ha tratado últimamente.
El vapor “Río Blanco” a que se refiere el jefe de la fundición Mr. William Newton, había sido encallado frente al puerto, más o menos a la altura del baradero que existía allí hasta hace poco y su mole de hierro que señalaba antes el extremo del denominado Banco San Miguel, ha contribuido no poco a detener las arenas de la correntada y extenderlo considerablemente sepultando y ocultando por completo hoy día aquel imponente casco que se divisaba como una fortaleza a la entrada de la bahía.
23. CAÑONES, OBUSES Y MORTEROS.
Los cañones de a 120, gruesos morteros de a 150 y 200, el formidable criollo de 1000 arrobas y el cristiano de bronce de 980 arrobas ya mencionados, no fueron los únicos fundidos en el establecimiento de Ybycuí en el curso de los años 1866 y siguiente, en plena guerra.
Refiere don Manuel Trujillo en sus “Gestas Guerreras” que en el Espinillo hizo su estreno el 31 de julio de dicho año bombardeando las posiciones de Tuyucué un cañón de bronce denominado “General Díaz” traído también esos días de la fundición de Ybicuí (Pág. 25).
Entre otras referencias de esa época, debe mencionarse así mismo las siguientes tomadas también de El Semanario y escritas en el mismo tono de otras ya extractadas:
Nº 700.- (21 de septiembre, 1867).- CAÑÓN. El lunes (16) llegó por la vía férrea un nuevo cañón de las fundiciones de Ybicuí. El rollizo es de la familia del Cristiano (esto es, de grueso calibre); en el Arsenal, prosigue, sigue peluqueándose y acomodándose los rulos para salir galante a hacer el cortejo a los enemigos. Su calibre no bajará a 150 al rayado.
Nº 706.- (Noviembre 2).- CAÑÓN. El monstruo cañón de la familia del Cristiano de que hemos hablado en otro número, que se hallaba en el Arsenal engalanándose para tomar parte activa con el cristiano contra las corazas brasileras, está por terminar definitivamente sus enrulados; un poquito más de espera, señoras corazas, y os encontraréis téte a téte con un nuevo galán que os hará la corte y a buen seguro que no os quejareis de su pulidez y buen gusto en tono democrático.
En el Nº 717 del 8 de enero de 1868 se anunciaba estar ya pronta esta pieza que lleva el Nº 53 .en su genealogía de los que nacieron en esta tierra..
Nº 709.- (Noviembre 23).- OBUSES. Tenemos en nuestro Arsenal dos obuses de 32, de bronce rayados, que fueron fundidos en nuestro establecimiento de fábrica de hierro de Ybicuí, sobrinos carnales del “Acaberá” (cabeza luciente) y “Cristiano”. Damos un viva al señor comandante de dicho establecimiento por su asiduidad en los trabajos de hierro de tantos personajes de alto calibre y de consiguiente enemigos declarados de la triste alianza.
Damos también repetidos vivas a los maestros y operarios que se encargan de la fundición de dichas piezas.
Por vía también de muestras, van a continuación los extractos de algunos de los partes semanales del jefe militar del establecimiento, Julián Insfran, correspondientes al año 1866, en lo relativo a la fundición de cañones:
Ya quedó dicho al tratar de su actuación, que tomó posesión de este cargo el 9 de julio de dicho año (1866) y en fecha 15 comunicaba haberse moldeado y fundido un cañón rifle de a 24, con peso de 137 arrobas, estando terminada la moldura para otro próximo a fundirse.
En fecha 16 su segundo el competente oficial y herrero Pedro Samudio por ausencia accidental del primero comunicaba haber enviado a la capital al cañón rifle calibre 24 por conducto del soldado Antonio Palacios y gran cantidad de municiones y agregaba que ese mismo día fue vaciado con feliz éxito otro igual que enviará en breve y que el día siguiente se comenzarían las molduras para el cañón grande rayado (Era probablemente uno de los de 120 que anunciaba “El Semanario” del 30 de dicho mes).
En 25 de julio, Insfran comunicaba la remesa del mismo y en 22 Samudio (por enfermedad de Insfran) participaba que al día siguiente se vaciaría otro de bronce de calibre 32, rifle, y que avisaría el resultado de esta “interesante arma”. También agregaba que se había hecho una plancha de 8 pies y 6 pulgadas de largo y 3 pies de ancho para el cañón grande rayado cuya moldura se estaba terminando. Estos datos dan idea de la actividad que reinaba en dicho establecimiento.
En 21 de octubre comunicaba Insfran haberse aplazado la fundición del mortero anunciada para el día 11 por equivocación habida en el plano enviado por el dibujante principal del arsenal de la capital (Mr. Marshall) y haber tenido que hacerse en consecuencia nuevas molduras.
En fecha 5 de noviembre el mismo participaba que el miércoles siguiente iba a proceder a la fundición del mortero de trece pulgadas, la que, según nota del 11 del mismo mes, fue practicada el miércoles 7 y salió defectuosa (con pulgada y cuarto menos de la medida) por haberse cuajado mucho el hierro en el crisol de los hornos, debido a lo cual no pudo abrirse a tiempo uno de éstos sino media hora después, no quedando dicha pieza bien soldada, por lo que el ingeniero fundidor Mr. Newton bajaría a la capital para consultar con el ingeniero jefe del arsenal sobre el mejor modo de poder utilizar .tan importante pieza., en cambio de la que se prepararía inmediatamente otra igual.
En efecto, entre los diversos partes del 2 de diciembre siguiente, el diligente Insfran anunciaba haberse ya comenzado la moldura para el nuevo mortero grande de trece y en fecha 14, habiendo recibido orden de enviar a la capital el anteriormente fundido, volvía a avisar los defectos de que adolecía.
A estas nuevas piezas aludía indudablemente la información ya citada del 15 del mismo mes, publicada en la capital, al dar a conocer los satisfactorios resultados de los obuses de a 120 y anunciar la preparación de morteros de a 150 y 200 en la fundición de Ybicuí.
Los datos enumerados, fragmentarios e incompletos como son, bastan no obstante a dar cabal idea de la febril actividad de este importante taller donde se beneficiaba el hierro extraído de nuestras minas; y como siguió funcionando hasta mediados de mayo de 1869 puede inferirse la importancia de sus trabajos, en todo este periodo, a que contribuirá lo relativo a la enorme cantidad de municiones de grueso calibre y otros objetos que preparaba simultáneamente, conforme se verá también siquiera en pálidos resúmenes.
CAÑÓN CRISTIANO – FUNDIDO EN YBYCUÍ CON BRONCE DE LAS CAMPANAS DE LAS IGLESIAS DE PARAGUAY
24. PROYECTILES. DESTRUCCIÓN DE LA FÁBRICA.
No siempre las obras realizadas en la fundición fueron felices desde el comienzo, como no lo fueron tampoco al principio sino después de varios ensayos.
Lo propio ocurrió con alguna de las grandes piezas vaciadas en Ybycuí de donde eran traídas a la capital para ser probadas. Un comunicado del oficial 1º del ministerio de guerra, Francisco Bareiro al cuartel general, fechado en 31 de julio de 1866, decía lo siguiente:
“Me es sensible dar cuenta a V. E. que el primer cañón rayado de a 24 se ha hecho pedazos con la carga de cinco libras de pólvora, pero felizmente no ha causado avería alguna. Pronto volveré a dar noticias a V. E. del resultado de la prueba de la segunda pieza del mismo calibre”. Según ya se ha visto por los partes de Insfran y de Samudio, ambas se fundieron y enviaron a la capital casi simultáneamente a mediados de dicho mes y progresivamente se construyó más obuses y piezas de mayores calibres aún, con buen resultado.
En la misma comunicación decía Bareiro que como escaseaba ya el hierro para la fundición de cañones y balas de que empezaba a hacerse abundante consumo, pedía autorización para hacer uso de los rieles que en cierta cantidad había para las obras del ferrocarril cuya prolongación había quedado suspendida por la guerra. Ya se ha visto igualmente que el jefe de la fundición Mr. Newton había empezado a extraer las piezas de hierro del “Río Blanco” a fin de poder dar cumplimiento a los pedidos.
Ello no obstante, la fundición redobló sus esfuerzos, y siguió hasta el último instante de su funcionamiento extrayendo hierro de las minas y trabajando sin desmayo. Así también lo comprueban los numerosos partes semanales y suplementarios del comandante Insfran, de los que, por vía de muestra, en lo que se refiere a proyectiles, se extracta algunos a continuación, como complemento de lo que se lleva dicho acerca de sus trabajos.
Julio 15.- En la semana fenecida se preparó 239 bombas de 68 con peso de 438 arrobas; 154 de 20 (74 arrobas); 133 de 16 (53 arrobas); 259 de calibre 9, rifle (93 arrobas), y 779 almas para dichas bombas.
Julio 22.- Fundidas en la semana 221 bombas de 68; 68 de 20; 50 de 16; 132 de 9 y 42 de 24, habiéndose hecho además una máquina a vapor para la carpintería. En nota de remesas del 25 del mismo mes hacía presente Insfran que “por no ser suficientes los hierros que tenemos para el trabajo de una semana, se ha apersonado el señor fundidor Newton con fin de ver algunas piezas que se pueda romper y traer para los trabajos de las importantes obras que tenemos”.
En el de 31 de julio mencionaba haberse montado la máquina de aserrar.
Agosto 5.- En esta semana se fundió 100 bombas de 68; 288 de 20; 67 balas sólidas de ídem; 17 ídem de rifle, calibre 24; 74 ídem de 9; 91 para obuses de 6 y 161 ídem, de 5, habiéndose traído de Paraguarí unas 1.000 arrobas de hierro (llevado hasta allí por ferrocarril de diversos lugares).
Menciona dicha comunicación entre otros trabajos haberse tejido 52 varas de filamento de las hojas del coco mezclado con lana, de las que se ha trabajado camisetas para uso del personal del establecimiento.
En el parte del 31 de octubre sobre el personal del establecimiento decía Insfran: “...Con igual respeto participo a V. S. que el día 25 de septiembre ppdo. he retirado de este establecimiento al preso peón Sixto Yaguareté, siendo falto de sentido e inútil para los trabajos, a entregar al ciudadano juez de paz de Mbuyapey, quien lo ha remitido por vago, con fecha 28 de junio último (Ya se ha dicho que Ybycuí era a la vez un establecimiento correccional).
“También participo a V. E. (prosigue el parte) que los soldados heridos en la captura de los desertores correntinos León Ojeda y Carmen Cáceres, se hallan ya en el ejercicio de sus funciones., lo que hace ver que dichos desertores se habían resistido a mano armada.
Y puesto que de los desertores se habla incidentalmente, también en fecha 4 de noviembre participaba haber recibido el día anterior a los que fugaron de la carbonería: De la Cruz Zelaya, Alberto Zelaya y José Orué, capturados en Ybytimí.
Noviembre 18.- Fundidas 140 balas huecas rayadas de punta chata de 68; 86 ídem. de 32; 15 ídem. rifle para el “Tacuarí”; 46 ídem. redondas de 10 y 284 de 7. El mismo parte da cuenta de que se seguía trabajando la moldura del hélice para el “Yberá” y que se había hecho pasar a este lado del Tebicuary en el lugar denominado “Ña Lorenza paso” 1400 arrobas de mineral de San Miguel, como también haberse abierto en la carbonería de la fábrica un varadero de 10 varas de ancho y 9 cuadras de largo, lo que da idea de la gran cantidad de carbón que se elaboraba constantemente para el consumo del establecimiento. De Paraguarí recibió unas 850 arrobas de hierros usados.
Noviembre 25.- Daba cuenta Insfran de haber regresado Mr. Newton con orden verbal de hacer sólo dos fundiciones por semana y consultaba al respecto para “salvar su responsabilidad en el establecimiento de su mando y dirección de los trabajos”. En esa misma semana se había preparado 99 bombas rayadas de punta chata de calibre 68; 35 de 32; 306 redondas para obuses de 7; 37 para el “Tacuarí” y 29 sólidas para el mismo.
Diciembre 2.- Recibidos de Paraguarí 800 arrobas de hierro.
Diciembre 9.- Comunica funcionar desde la semana anterior un nuevo obraje de carbón y pide 50 a 100 hombres más para activar su extracción habiendo recibido por vía Paraguarí 180 arrobas de hierros usados.
Diciembre 10.- Habiendo recibido orden de vaciar 3400 balas y bombas de artillería, pide se envíe más hierro de la ciudad y se ordene a los jefes de milicias de los pueblos cercanos a Paraguarí para transportarlos a fin de no distraerse en su conducción.
Diciembre 16.- Se construyó un nuevo horno de material, para auxiliar los trabajos a fin de desmenuzar los grandes trozos de hierro y se recibió también por vía Paraguarí 350 arrobas de hierro colado.
Diciembre 19.- Después de dar cuenta de los numerosos trabajos de la semana en que se utilizó los trozos de hierro disponibles, expresaba que quedaban grandes planchas fundidas que iban a desmenuzar para proseguir y dar cumplimiento a los urgentes pedidos que tenía a cumplir.
Diciembre 23.- Después de mencionar los trabajos de la semana, manifiesta que a fin de proseguirlos, estaba procediendo a romper, las grandes piezas existentes a rigor de fuego en el nuevo horno construido al efecto, trabajando de día y de noche.
Diciembre 30 (1866).- Al parte usual de los trabajos de la semana en la preparación de proyectiles agregaba haberse desmenuzado muchos quintales de los pedazos grandes de hierro en la cabria, levantada para el efecto (Debe ser la que se ve en la vista al frente del horno).
Por la extensión de los detalles, se omite los correspondientes a este mes y a los sucesivos en que se trabajó sin descanso en la elaboración de piezas y proyectiles de artillería, elevando al máximum su producción de materiales bélicos.
Buena prueba de ello es que los cinco partes semanales del 2 al 30 de diciembre demuestran haber elaborado sólo en el rubro de proyectiles 613 bombas de 68 (con peso medio de 2 arrobas cada una las huecas, algo más de 3 las rayadas y algo más de 4 cada una de las sólidas de este calibre); 158 de 32 (de arroba a arroba, y media cada una; 71 de a 28 (de a una arroba); 195 de a 24 (de una arroba y las huecas de media arroba); 57 de a 20 (de casi una arroba); 27 de 16 (de a 4 arrobas las sólidas); 88 de 14; 185 de 10 (de casi 3 arrobas las de mortero); 45 de 8 (de un quinto de arroba); 54 para obuses de 6 (de tres cuartos de arroba); 114 ídem. de 4 y 158 para la artillería del “Tacuarí” (de 2 arrobas las sólidas y arroba y media las demás).
En este mes no se preparó balas para los morteros de 7 y de 5 de las que en tres semanas del mes anterior (noviembre) se fabricó 314 y 161 respectivamente, las primeras con peso de unas doce arrobas cada una.
Las remesas de proyectiles a la capital se hacía por lo general dos veces por semana y cada una era objeto del correspondiente parte detallando la cantidad y peso. El total de sólo 17 remesas tomadas de ese semestre (julio a diciembre, desde que comenzó la actuación de Insfran) es el siguiente para dar idea de la magnitud de su labor: 1764 bombas de 68; 283 balas sólidas ídem; 304 bombas de 32; 33 ídem sólidas; 48 bombas de 28; 10 sólidas ídem; 330 bombas de 24; 10 sólidas ídem; 596 bombas de 20; 132 sólidas ídem; 10 de 18; 384 de 16; 196 bombas de 10 y 105 sólidas; 699 de 9; 529 de 7; 125 de 6; 161 de 5; 100 de 4; 254 para los cañones rifles del .Tacuarí. y 91 sólidas para el mismo buque.
Parece ser que el jefe fundidor Mr. Newton quien según se recordará por lo que ya se dijo a su respecto en el capítulo de su contratación, se había asilado en la legación norteamericana con cuatro niños al producirse la evacuación de la capital y de la que volvió a salir ante los reclamos del gobierno, no continuó al frente de la fundición hasta el final, según las referencias del señor senador don Francisco Campos que fue el médico del establecimiento y el que llevó al mariscal en las cordilleras la noticia de su toma y destrucción.
Según el señor Campos, venerable sobreviviente de la hecatombe, hacía sus veces en los últimos tiempos “el mineralogista don Carlos” en vez de “Don Guillermo” como se llamaba al primero, y no puede ser otro que el técnico de dicha profesión, Mr. Charles Twite, de quien ya se ha hecho mención especial anteriormente.
Me. Twite no se asiló en la legación norteamericana, pero asiló sus ahorros (un saco con 100 patacones, uno grande con 70 libras y otro con 200 patacones) creyendo ponerlos así a buen seguro. Estos valores como todos los allí depositados se perdieron cuando el saqueo de la capital.
La columna exploradora que al mando del coronel oriental Hipólito Coronado recorría esa región, atacó el establecimiento de Ybycuí el 13 de mayo (17 según otros) en momentos en que se estaba efectuando aún una última fundición de mineral, y dio injusta muerte al valeroso Insfran, ya capturado, que intentó una débil resistencia con la escasa tropa que tenía para el cuidado de la fábrica y la custodia del personal de operarios y peones, presos y prisioneros, la mayor parte de éstos brasileros, y enganchados italianos, y no contaba con elementos como para resistir un asalto.
Hubo como diez muertos inútilmente inmolados en aquel taller de trabajo, el primero que alzó sus chimeneas en un apartado pueblo de la república, allá por el año 1.850, hace casi un siglo. Insfran recibió aviso de la presencia del enemigo en el pueblo de Ybycuí, a que al principio no dio crédito y siguió imperturbable sus arduas labores.
Cuando ya llegaban al recodo que queda a mitad del camino, hizo enterrar gran cantidad de balas y útiles, así como grandes pilas de hachas y machetes y herramientas rurales y se aprestó a la sobrehumana e imposible defensa de aquel templo al que había consagrado todos sus patrióticos desvelos y en cuya ara iba a rendir también la suprema ofrenda de su vida.
Poco tiempo después, ya en el mes siguiente, apareció allí otra columna al mando de Mena Barreto que terminó la destrucción de lo que había quedado en pie. Un ingeniero, Mr. Godwin, contratado en Río había edificado aquel plantel; otro ingeniero, Gerónimo de Morales Gardín, debía completar la obra de su destrucción sistemática: al efecto incendió todos los edificios, despedazó los motores de las máquinas y demolió el conducto de agua que movía la gran rueda hidráulica. Hasta se dice que fue volada con dinamita la chimenea que cayó en pedazos conservándose hasta ahora, la agrietada base y restos de minerales, proyectiles y útiles soterrados por la acción combinada del tiempo y del olvido.
Y en esa base demolida quedaron cristalizadas, como grandes estalactitas, gruesas lágrimas de hierro que extraído del suelo yace coagulado como la fría mirada de los asesinados que es fama retiene siniestramente en su retina la imagen de sus victimarios cual si quisiera ofrecer a la contemplación de las edades futuras esta gráfica prueba de su esfuerzo, de su sacrificio y de su acusación.
Y la acusación no es sólo para los victimarios. Es también para nosotros que ni hemos sido capaces de hacer nada semejante, cuando menos fabricando los arados e implementos de labranza que hoy día traemos del extranjero pudiendo hacerlos en el país, ni nos hemos preocupado de restaurar esas ruinas y volverlas a la vida por un milagro de nuestra voluntad, cuando bien pudiéramos dedicar a las fecundas labores de la paz ese mismo plantel que ayer estuvo al servicio de la guerra y ardió junto con la vieja nacionalidad en su ciclópea fragua.
ENLACE AL CAPITULO III - FUNDICIÓN DE YBYCUI - EN LA BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY.
1-Técnicos extranjeros / 2-Noticias generales / 3-Primeros ensayos y técnicos: Henry Godwin, primer Director, y sus auxiliares Juan George Bechman, Federico Feiger y Graf / 4-Nuevos técnicos y sus trabajos: Augusto Liliedat y auxiliares Guillermo Ponceaux, Federico Gall, Eduardo Misch e Isaac Jones / 5-Los técnicos de Ybycuí / 6-Nuevos ensayos. Incidencia y retiro de los técnicos auxiliares. (Croquis del establecimiento) / 7-Utiles para la fundición / 8-Retiro de técnicos / 9-La incidencia de Ybycuí / 10-Ultimos trabajos y retiro del segundo Director / 11-Curioso informe sobre la primera fundición / 12-Lo que informó el Director sobré la primera fundición / 13-Un nuevo y singular informe del médico Echeverría / 14-Sobre la primera fundición / 15-Interinato de Elizardo Aquino / 16-La prisión de Ybycuí. (Notas complementarias) / 17-Ejecuciones en Ybycuí. (Notas complementarias) / 18-El nuevo fundidor William Richardson / 19-El cuarto Director William Newton / 20-Técnicos y operarios criollos / 21-Algunos de los trabajos de la Fundición / 22-Carbón de piedra y fierro / 23-Cañones, obuses y morteros / 24-Proyectiles. Destrucción de la fábrica.
Fuente:
LABOR ADMINISTRATIVAY CONSTRUCTIVA.
Obra de JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA
Edición digital a cargo de BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY
sobre la base de la edición 1948 de EDITORIAL GUARANIA
ASUNCIÓN-PARAGUAY.
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