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lunes, 25 de enero de 2010

MCAL. FRANCISCO SOLANO LOPEZ. Proclama Villa del Pilar, Diciembre 15 de 1845 / Mensaje al Congreso del 5 de marzo de 1865 / Postrer manifiesto de 1870

MCAL. FRANCISCO SOLANO LOPEZ
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE ARTES del
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GRAL. FRANCISCO SOLANO LOPEZ
¡Viva la República del Paraguay!
¡Independencia o Muerte!
Proclama
Del General en Jefe al EJÉRCITO:
COMPATRIOTAS: Vuestro General tiene el honor de verse al frente del Ejército Nacional: él no exige sino fidelidad, patriotismo, resolución y valor.
¡SOLDADOS! Grande es el peso que gravita sobre mis hombros, pero tengo el ánimo de sobrellevarlo, desde que miro la decisión general, el coraje de mis Compatriotas. Además no debemos nuestra existencia sino a la Patria: es pues, justo que nos sacrifiquemos por ella en defensa de sus más caros derechos.
** ¡Ea, Soldados! Vuestro General cuenta con el distinguido patriotismo y valor que siempre habéis demostrado. Vamos a encontrar al enemigo que pérfido niega y ataca nuestra Independencia: hagámosle desistir de la marcha cruel, sangrienta y bárbara que sigue y volveremos a nuestra Patria a disfrutar de aquella paz sólida y duradera que tranquilos gozábamos.
** Marchemos a recoger los inmarcesibles laureles que nos esperan en el campo del honor y de la gloria; ellos y el hecho de ser soldados de la Independencia inmortalizaran nuestros nombres. Sabéis que para ser soldado de la Independencia es preciso defenderla y sustentarla: defendámosla, pues, derramando hasta la última gota de sangre que circula en nuestras venas, antes que ver nuestra Patria humillada a extranjero poder.
PARAGUAYOS: Vuestro General, confiado en vuestro valor y patriotismo, se lisonjea ya en la victoria.
Villa del Pilar, Diciembre 15 de 1845.
De "El Paraguayo Independiente". Por Carlos A. López. Tercera Edición, 1930.
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GRAL. FRANCISCO SOLANO LOPEZ
Mensaje del Presidente de la República del
Paraguay al Congreso General Extraordinario
en la Asunción el 5 de marzo de 1865
Muy Honorables Señores Representantes de la Nación:
** Siento la más viva satisfacción al veros reunidos en este augusto recinto, en momentos solemnes para la patria. El interés público y las graves materias de que váis a ocuparon, me han decidido a usar de las atribuciones que me confiere el art. 4º título 7º de la Ley de 13 de Marzo de 1844, convocándoos extraordinariamente para buscar en vuestro patriotismo y luces el consejo que ha de guiar al Gobierno, y en vuestra autoridad la cooperación que ha de robustecer su fuerza para corresponder a las esperanzas de la Nación.
** Desde que me habéis confiado la dirección de los destinos de la República, uno de mis más constantes objetos ha sido la conservación de las relaciones internacionales, y me es grato anunciaros que se conservan en pié de cordialidad con todas las potencias amigas, a excepción de Imperio del Brasil y de la República Argentina.
** El Gobierno Imperial, prevalido de una política insana, y de circunstancias dignas de lástima, ha provocado nuestras armas a la lucha, sin que para evitarla haya sido bastante todo el esfuerzo, la moderación y el espíritu conciliatorio del Gobierno.
** El Gobierno Argentino, a quien el Paraguayo nunca ha cesado de dar exuberantes pruebas de una sincera amistad, ha creado también una situación incierta en nuestras relaciones a consecuencia de un cambio de notas en que aquel Gobierno, lejos de corresponder a la lealtad y franqueza, ha creído conveniente eludir las explicaciones amistosas que le eran demandadas.
** Una dificultad momentánea surgió también con la República Oriental del Uruguay, pero dadas las satisfacciones debidas, las relaciones amistosas se han restablecido.
** Los motivos de la ruptura de nuestras relaciones con el Imperio del Brasil, y del estado poco cordial en que han quedado con el Gabinete Argentino, son los sangrientos acontecimientos que hoy enlutan la República Oriental del Uruguay, y amenazan dislocar el equilibrio del Río de la Plata. Estas dos potencias, garantes de la independencia de aquel Estado, son las que hoy la atacan, y el Brasil que en 1850, en un tratado solemne sostenía con nosotros la necesidad del statu quo de las nacionalidades de esta parte de América, y especialmente la autonomía del Estado Oriental, se alía al Partido rebelde que, lanzado de la capital argentina, y con los auxilios de un Comité revolucionario públicamente establecido allí, desola la riqueza nacional, y ensangrienta el suelo patrio.
** La República del Paraguay a quien ni por la importancia que había conquistado por sus constantes esfuerzos, ni por su seguridad y vida interior y exterior, no era dado prescindir del principio de equilibrio de los poderes del Río de la Plata, ni podía mirar con indiferencia los sucesos que allí se preparaban, hizo cuanto estuvo de su parte para precaver tan grandes males, ya solicitando amistosas explicaciones del Gobierno Argentino, para desvanecer los recelos del Oriental, sobre su neutralidad en la guerra intestina que le devoraba, y ya ofreciendo su mediación amistosa al imperio del Brasil, para arreglo pacífico de sus diferencias con la misma República Oriental, a quien se amenazaba con la presión de una Escuadra y Ejército terrestre.
** La efusión de sangre, no pudo sin embargo evitarse, porque infructuoso el ofrecimiento de mediación, el Imperio del Brasil bien pronto declaró que la cuestión de reclamación sobre daños y perjuicios, datados desde doce años atrás, confiaba a las fuerzas navales y terrestres para que ejecutaran represalias, y con este nombre se ha hecho la guerra que hoy aflige a aquel país.
** Resolución tan grave no fue comunicada al Gobierno de esta República, cuya amistosa mediación acababa de ser eludida como no necesaria.
** Hasta entonces el Gobierno de la República esperaba todavía que mejor aconsejado el de S.M. el Emperador, le ofrecería las explicaciones honorables, que aquietase los serios temores que abrigaba por la conmoción del equilibrio de los Estados del Plata, base de la prosperidad, tranquilidad y respetabilidad de estos países, y así lo notificó en una formal declaración al Gobierno Imperial, pero este acto solemne fue también inútil, y aquel Gobierno, despreciando en él a la República, procedió a la ocupación y a la conquista del territorio Oriental.
** Ultrajada la honra y la dignidad nacional, y comprometida la seguridad e integridad de la República, el Gobierno se ha visto en la imperiosa necesidad de aceptar la guerra a que el Imperio le obligaba para sostener los principios de su vital interés, y labrar el honor patrio, tantas veces insultado por el mismo Imperio.
** Razones militares y políticas y la seguridad de nuestra frontera del Norte, aconsejaron al Gobierno la inmediata ocupación de una parte del territorio de Matto Grosso, que el Imperio había usurpado a la República, con injuria de los derechos que le asisten por el descubrimiento, la posesión y los Tratados, acumulando en ellos grandes recursos militares, para ejecutar nuevos avances en el territorio nacional.
** El Gobierno ordenó la ocupación de aquellas comarcas, y las expediciones militares que allí se han empleado, han tenido ocasión de gloria para nuestras armas, y de prueba para su disciplina y bravura.
** Era necesario repeler así la injuria del Brasil, y para ello el Gobierno ha sido estimulado por el dictamen del Consejo de Estado y la pública manifestación que de la Nación han recibido.
** En previsión del conflicto que pudiera suceder con el Imperio del Brasil por nuestra frontera del este, y en el deseo de precaver todo motivo de desavenencia con la República Argentina, y de abundar todavía en pruebas de consideración y respeto hacia el pueblo Argentino, mi Gobierno, sobreponiéndose a justos resentimientos, solicitó el beneplácito de aquel Gabinete, para transitar el territorio de Corrientes, cuando los sucesos de la guerra así lo obligasen; pero no solamente acaba de denegar ese beneplácito al mismo tiempo que protege la acción del Brasil franqueando sus aguas para la Escuadra y Ejército Imperial, sino que extiende esa negativa al territorio nacional de las Misiones Orientales del Paraná, reclamando urgentes explicaciones sobre la presencia y objeto de nuestras fuerzas por aquella parte.
** La situación del país reclamaba la adopción de medidas conducentes a su defensa, y el Ejército de línea ha sido considerablemente aumentado, llamando a las armas a los ciudadanos, que han corrido a la voz de la patria a ocupar sus puestos en las filas, con un entusiasmo digno del mayor elogio, y consecuente con las manifestaciones populares en favor de la causa pública.
** Ahora viene a solicitar el Gobierno vuestra soberana de-cisión y la conducta que debe guiarle en tan grave emergencia.
** En la edad casi octogeneraria y decadente salud del Reverendo Obispo Diocesano, la conservación y aumento del culto del Estado aconsejaba la provisión de un Coadjutor, y haciendo méritos de las relevantes cualidades del Deán de la Santa Iglesia Catedral, Presbítero ciudadano Manuel Antonio Palacios, fue presentado para este fin a su Santidad el Papa Pio IX, que reconociendo la urgente necesidad, se dignó proveer sin demora las Bulas de institución, y mediante el celo paternal de Su Beatitud, la Iglesia Paraguaya no ha tenido que deplorar una nueva viudedad a la muerte del Reverendo Obispo ciudadano Juan Gregorio Urbieta.
** El estado interno del país es satisfactorio, la paz y la armonía reinan en la administración, y los funcionarios públicos desempeñan sus deberes con patriotismo y celo. Las finanzas del Estado han hecho y continúan haciendo frente a las crecidas erogaciones que exigían los trabajos públicos y los preparativos bélicos.
** Los Ministros Secretarios de Estado en los diferentes Departamentos darán a V. H. cuenta de sus respectivos Departamentos.
** Al llamaros, Honorables Representantes, a estas Sesiones, ha sido mi objeto daros cuenta de la situación del país, de las medidas que he creído conducentes a salvar sus más vitales intereses, y con entera fe en vuestra ilustración y patriotismo os someto los graves negocios que vais a tratar, cierto de cine animados de un verdadero amor a la patria, corresponderéis con vuestras deliberaciones a esta confianza, y a la de vuestros compatriotas que en estos momentos fijan los ojos en vosotros.
Del libro "Historia Diplomática del Paraguay". Por Cecilio Báez. Tomo II - pág. 201 - 204. Edición Imprenta Nacional 1931.
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MCAL. FRANCISCO SOLANO LOPEZ
Postrer manifiesto
Febrero de 1870
SI LOS RESTOS DE MIS EJERCITOS ME HAN SEGUIDO HASTA ESTE FINAL MOMENTO, ES QUE SABIAN QUE YO, SU JEFE, SUCUMBIRIA CON EL ULTIMO DE ELLOS EN ESTE ULTIMO CAMPO DE BATALLA. EL VENCEDOR NO ES EL QUE SE QUEDA CON VIDA EN EL CAMPO DE BATALLA, SINO EL QUE MUERE POR UNA CAUSA BELLA.
SEREMOS VILIPENDIADOS POR UNA GENERACION SURGIDA DEL DESASTRE, QUE LLEVARA LA DERROTA EN EL ALMA Y EN LA SANGRE COMO UN VENENO EL ODIO DEL VENCEDOR. PERO VENDRAN OTRAS GENERACIONES Y NOS HARAN JUSTICIA ACLAMANDO LA GRANDEZA DE NUESTRA INMOLACION. YO SERE MAS ENCARNECIDO QUE VOSOTROS, SERE PUESTO FUERA DE LA LEY DE DIOS Y DE LOS HOMBRES, SE ME HUNDIRA BAJO EL PESO DE MONTAÑAS DE IGNOMINIA. PERO TAMBIEN LLEGARA MI DIA Y SURGIRE DE LOS ABISMOS DE LA CALUMNIA, PARA IR CRECIENDO A LOS OJOS DE LA POSTERIDAD, PARA SER LO QUE NECESARIAMENTE TENDRÉ QUE SER EN LAS PAGINAS DE LA HISTORIA".
Nota: De una carta particular del P. Fidel Maíz a Don Enrique Solano López, hijo del Mariscal. El P. Maíz acompañó al Mariscal hasta sus últimos instantes y fue testigo de la inmolación de nuestro Héroe en Cerro Corá.
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Fuente: ANTOLOGIA DE LA ORATORIA PARAGUAYA 1811 – 1967. Autor: JUAN I. LIVIERES ARGAÑA. Escuela Técnica Salesiana, Asunción-Paraguay, 1968 (430 páginas)

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